Atención al Paciente con Trastornos Psíquicos y Salud Mental
La salud se entiende como un proceso continuo desde el nacimiento hasta la muerte, en el que interactúan todos los aspectos relacionados con la vida: psicológicos, físicos, socioculturales y ambientales.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) define la salud como: “un estado completo de bienestar mental, físico y social, y no solamente la ausencia de enfermedad o dolencia”.
Al aceptar esta definición, se reconoce que la salud mental es una parte fundamental en la evaluación del estado de salud de las personas.
Esta definición fue revisada y la OMS ahora describe la salud mental como: “el resultado de la presencia de aspectos psicológicos, afectivos y sociales sobre la salud, necesarios para alcanzar un estado de completo bienestar”.
El sistema sanitario está evolucionando, pasando de una atención centrada únicamente en los trastornos físicos a un enfoque integral que considera a la persona en su totalidad y su proceso vital.
No es posible formular una definición única y universalmente aceptada de salud mental. Según Jahoda (1958), una persona mentalmente sana cumple con las siguientes características:
- Mantiene una actitud adecuada hacia sí misma y tiene un buen autoconocimiento.
- Desarrolla sus potencialidades y creatividad personal.
- Integra armoniosamente los distintos rasgos y atributos de su personalidad.
- Posee autonomía e independencia, y una percepción de la realidad sin distorsiones.
- Se adapta bien a su entorno, mostrando afecto hacia los demás, manteniendo relaciones interpersonales satisfactorias e integrándose a su grupo.
Para entender el proceso de salud-enfermedad y el aspecto psicomental, analizaremos cuatro puntos fundamentales: aspecto multifactorial, concepto de interacción, concepto de dinamismo de la salud y normalidad y trastorno.
El primer punto reconoce que la salud es el resultado de múltiples factores que integran a la persona, incluyendo aspectos físicos, psíquicos, sociales, culturales y ambientales.
El segundo punto se centra en la interacción de estos aspectos. Cualquier relación de afecto, emoción o sentimiento de la persona puede tener repercusiones somáticas, que pueden ser positivas o negativas. Las repercusiones negativas pueden manifestarse como cefaleas, anorexia, bulimia, trastornos digestivos, etc. Además, la enfermedad afecta los cambios económicos y sociales, ya que la persona enferma no puede cumplir sus compromisos, trabajar adecuadamente ni mantener una buena calidad de vida.
Las malas condiciones higiénico-ambientales y una situación socioeconómica marginal también pueden provocar enfermedades mentales. Los aspectos culturales, valores y creencias también son factores de riesgo para la enfermedad mental.
El tercer punto considera la dinámica del proceso de salud, que incluye el desarrollo del ciclo vital desde el nacimiento hasta la vejez. Las disfunciones que aparecen son procesos naturales de la vida. La naturaleza dinámica del proceso de salud-enfermedad hace difícil establecer una frontera clara e inflexible entre ambos estados.
El cuarto punto se refiere a la dificultad de definir y delimitar los conceptos de normalidad y trastorno, como consecuencia de todas las complejidades mencionadas.
En resumen, la Salud Mental debe entenderse como un estado que permite el desarrollo óptimo físico, intelectual y afectivo del individuo, sin perturbar la vida de los demás. Dependiendo del enfoque adoptado (biológico, conductista, psicomotriz, humanista, social, etc.), se hará hincapié en diferentes aspectos.
Sabias que…
La OMS define la salud mental como el “resultado de la presencia de aspectos psicológicos, afectivos y sociales sobre la salud, necesarios para alcanzar un estado de completo bienestar”.
Teorías Fundamentales sobre el Origen de la Salud Mental
Teoría Biologicista
Esta teoría considera la enfermedad mental como un trastorno orgánico o una enfermedad física. Se basa en disciplinas como la neurofisiología, neuroquímica, neurocirugía, psicoendocrinología y genética.
Teoría Conductista
Originada a partir de las investigaciones sobre la fisiología de Iván Pávlov y las escuelas soviéticas, esta teoría rechaza el origen orgánico de las enfermedades mentales y atribuye su inicio a la conducta, que es observable y medible. El condicionamiento clásico, un tipo de aprendizaje asociativo, fue demostrado por Pávlov mediante experimentos con perros. Pávlov observó que los perros salivaban al escuchar una campana que asociaban con la comida. Así, los perros respondían (salivación) a un estímulo (campana). Con el tiempo, los perros salivaban al escuchar la campana, incluso sin la presencia de comida.
Posteriormente, B.F. Skinner desarrolló el conductismo operante, que sostiene que las conductas se mantienen o extinguen según las consecuencias que tienen en el entorno del individuo. En la mitad del siglo XX, los trabajos de Skinner destacaron la importancia del refuerzo positivo y el castigo en el establecimiento, mantenimiento e inhibición de conductas. Se comenzó estudiando la conducta normal y, a partir de ahí, se exploraron las conductas patológicas. Se encontró que las conductas gratificadas se repetían con mayor frecuencia, mientras que las castigadas se inhibían, siempre que existiera una correlación positiva entre ejecución, gratificación, castigo y extinción.
Sin embargo, en algunos casos, las conductas anormales no se inhiben con el castigo, sino que se adaptan y requieren castigos de mayor intensidad para ser suprimidas. En otros casos, el castigo puede fortalecer la conducta debido a mecanismos internos que gratifican al individuo de alguna forma.
Teoría Psicodinámica o Psicomotriz
Creada por Sigmund Freud, esta teoría sostiene que el origen de la enfermedad mental reside en conflictos psicológicos internos, resultantes de experiencias fallidas en las primeras etapas de la vida del niño. Otros seguidores de esta teoría han desplazado el enfoque sexual y han introducido factores como las relaciones interpersonales para explicar el origen de los trastornos mentales.
Teorías Humanistas
Inicialmente influenciadas por el conductismo, las teorías humanistas tienen una visión más optimista y positiva del ser humano, profundizando en la personalidad individual. Utilizan valores y la libertad como mecanismos fundamentales. Consideran que la enfermedad mental surge de un déficit por no satisfacer las necesidades secundarias del ser humano, atribuyendo su origen a factores sociales.
Teorías Sociales
Estas teorías responsabilizan a las estructuras sociales como elementos determinantes de la salud mental. Aspectos como la cultura y la comunicación humana son destacados. Entre los seguidores de estas teorías se encuentran los neofreudianos como Karen Horney y Harry Stack Sullivan. La comprensión de los factores que influyen en la aparición de trastornos mentales suele estar influenciada por las tendencias doctrinales de la escuela o teoría dentro del campo de la psicopatología.
Comprender las variables responsables de los fenómenos psicopatológicos es una tarea compleja, ya que el comportamiento humano tiene múltiples interrelaciones que afectan su desarrollo. La singularidad de cada individuo es responsable de las innumerables variables que configuran su personalidad, siendo su desarrollo un proceso continuo.
Modelos para Comprender la Conducta Anormal y/o Patológica
Existen dos modelos principales:
1. Modelos Descriptivos:Estos modelos describen los tipos de conducta que se consideran patológicas, basándose en los criterios del continuum normalidad-anormalidad, sin abordar específicamente las causas de estas conductas.
2. Modelos Explicativos:Estos modelos proporcionan conocimientos sobre los factores que inciden en los procesos psicopatológicos.
Teorías Cognitivas
Emergieron en los años cincuenta, posiblemente como resultado de la crisis del conductismo. Estas teorías se centran en el estudio del procesamiento de información y los sistemas cognitivos superiores. Consideran que la conducta desajustada puede entenderse y estudiarse en términos de cómo las personas perciben y piensan sobre sí mismas y su entorno. El procesamiento de la información es crucial. Estas teorías trabajan con eventos intelectuales y el control consciente, sin excluir el aprendizaje en la adquisición y mantenimiento de conductas desajustadas.
Aspectos Socioculturales de la Salud Mental
Tradicionalmente, los estudios en el ámbito de la Salud Mental se han centrado principalmente en los aspectos físicos y psíquicos, con una especial atención a estos últimos. Sin embargo, es importante recordar que tanto la medicina como la enfermería consideran al individuo como un ser biopsicosocial. Esto significa que en el estado de salud-enfermedad interactúan factores biológicos o físicos, psicológicos o psíquicos, y sociales o culturales.
Los factores socioculturales de la salud mental han sido frecuentemente olvidados o ignorados durante mucho tiempo. Sin embargo, estamos presenciando el surgimiento de una nueva rama de la psiquiatría: la psiquiatría social, que ha destacado la importancia de los factores sociales y culturales en las enfermedades mentales. Por este motivo, resulta interesante dedicar un apartado específico a estos aspectos.
La cultura se entiende como un patrón de conducta adoptado por un grupo determinado de individuos, el cual está influenciado por formas concretas de sentir y pensar.
La psiquiatría social estudia los aspectos socioculturales que pueden dar origen a ciertos trastornos mentales. Según la OMS, la psiquiatría social se define como: “la rama de la psiquiatría que se ocupa del conjunto de medidas preventivas y curativas destinadas a capacitar al individuo para llevar una vida satisfactoria y útil en su contexto social”. Con este objetivo, la psiquiatría social se esfuerza por proporcionar a los enfermos mentales y a aquellos en riesgo de padecer enfermedades mentales la oportunidad de establecer relaciones favorables con la sociedad para mantener o restaurar su adaptación social.
La psiquiatría social busca relacionar los aspectos sociales con la etiología, el curso, el tratamiento, la rehabilitación y la reinserción de las enfermedades mentales.