Cuidados post-mortem: amortajamiento

Los objetivos generales de los cuidados post-mortem son mostrar respeto a la familia, garantizar un trato digno al fallecido y brindar apoyo a la familia durante el proceso de afrontar la muerte y el duelo.

Cuidados post-mortem

La muerte se conoce por varios nombres: fallecimiento, exitus, defunción, deceso, u óbito.

En los documentos oficiales y certificados de defunción, el término “exitus” se usa frecuentemente para referirse al momento en que ocurre el fallecimiento. La muerte es el cese completo y definitivo de todas las funciones vitales del organismo humano.

Ante un exitus, es necesario confirmar el fallecimiento. Para ello, se deben valorar la presencia de ciertos signos que se describen a continuación:

Signos precoces de muerte

Estos aparecen inmediatamente después de la muerte:

  • Ausencia de movimientos respiratorios y ruidos ventilatorios a la auscultación.
  • No hay salida de aire por la nariz ni por la boca.
  • No se observa elevación y descenso del tórax y abdomen, ya que la respiración ha cesado.
  • No se ausculta el latido cardíaco.
  • El pulso desaparece a la palpación.
  • Un electrocardiograma muestra una línea plana, indicando que se ha producido un paro cardíaco.
  • Midriasis (dilatación de las pupilas).
  • Pérdida de la sensibilidad cutánea y a todo tipo de estímulos.
  • Ausencia de tono muscular.
  • Un electroencefalograma también muestra una línea plana.

Signos tardíos de muerte

Como consecuencia del cese de las funciones vitales, se producen una serie de cambios en el organismo, que se observan a través de los siguientes signos:

  • Enfriamiento del cadáver (algor mortis): en condiciones normales, se reduce la temperatura en 2°C durante la primera hora y luego continúa descendiendo a una tasa de 1°C por hora.
  • Rigor mortis: rigidez cadavérica.
  • Livor mortis: aparición de livideces, que se caracteriza por una coloración rojiza-amoratada en las partes del cuerpo que están en contacto con superficies.
  • Putrefacción cadavérica: descomposición del cuerpo.

Estos signos son indicativos del fallecimiento y permiten confirmar que la muerte ha ocurrido, garantizando que se pueda proceder con los cuidados post-mortem adecuados.

Amortajamiento

Una vez que el médico ha certificado el fallecimiento del paciente (la certificación de la defunción siempre corresponde a personal facultativo), es cuando deben realizarse los cuidados “post-mortem”. Estos cuidados deben realizarse antes de que aparezcan los signos tardíos de la muerte, como el rigor mortis.

El procedimiento consiste en proporcionar los cuidados técnicos necesarios para la preparación del cadáver o amortajamiento.

El cadáver debe ser aislado, sacándolo de la habitación que ocupaba o utilizando un separador o biombo si no es posible moverlo. También hay que registrar en la Historia Clínica la hora y fecha de la muerte.

Para la preparación del cadáver o amortajamiento se necesitan: guantes, bata, mascarilla, carro de curas, toallas, sábanas o mortaja, etiquetas, útiles de aseo, bolígrafo y vendas.

El DUE, junto con el auxiliar de enfermería, seguirá este procedimiento:

1. Póngase guantes, bata, mascarilla y gorro.

2. Verifique que el paciente ha fallecido según el parte médico y colóquelo en decúbito supino. Retire los objetos personales del cuerpo para entregárselos posteriormente a los familiares.

3. Cierre los párpados inmediatamente y coloque una venda para sujetar la mandíbula hacia arriba, enrollándola alrededor de la cabeza.

4. Retire todas las almohadas excepto la de la cabeza.

5. Desconecte y retire los catéteres, sondas, etc., si los hubiera.

6. En teoría, deben taponarse todos los orificios naturales, pero en la práctica se taponan solo aquellos por donde el cadáver podría perder sangre o secreciones, utilizando algodón o gasas en orificios nasales, recto, vagina, etc.

7. Realice la higiene del cadáver y retire los objetos personales del cuerpo (anillos, medallas, prótesis dentales, etc.).

8. Amortaje el cadáver y sujete los tobillos y las muñecas juntos con una venda o esparadrapo. Anote el nombre para la identificación del cadáver y colóquelo en la muñeca, aunque algunos autores sugieren colocarlo en los tobillos.

9. Coloque el cadáver sobre una sábana grande (sudario) en posición de decúbito supino con los brazos (palmas hacia abajo) y las piernas extendidas de manera alineada sobre la cama, antes de que actúe el rigor mortis. También se pueden cruzar las manos sobre el abdomen.

10. Doble la sábana de manera que cubra todo el cadáver e identifíquelo con una etiqueta colocada en un lugar visible.

11. Notifique al depósito de cadáveres para el traslado inmediato.

12. Registre en la Historia Clínica el día y la hora del fallecimiento.

13. Notifique a los servicios hospitalarios los cambios que esto implique para el servicio de cocina, farmacia, etc.

14. Notifique a admisiones.

15. Lleve la Historia Clínica al servicio de archivos.

16. Avise a la familia si no está presente.

17. Una vez amortajado el paciente, se procederá a su traslado al tanatorio. Este procedimiento lo realizarán los celadores con la mayor discreción posible.

Autopsia

Cuando la muerte es presumiblemente resultado de un hecho delictivo o se desconocen sus causas (muerte repentina, etc.), se realiza una investigación bajo la supervisión del Juez competente, llevada a cabo por el Médico Forense. Esta investigación normalmente incluye la autopsia para determinar las causas de la muerte, según lo establece la ley. Además, la familia o el propio paciente en vida pueden solicitarla.

Existen dos tipos de autopsias: clínica y forense.

  • Autopsia clínica: Es el examen realizado sobre el cadáver de una persona fallecida a causa de una enfermedad, con el objetivo de confirmar las causas de la muerte.
  • Autopsia médico-forense: Es el estudio de un cadáver o restos humanos para informar a la autoridad judicial sobre las causas y circunstancias de la muerte. Este tipo de autopsia es realizado por personal especializado y acreditado, perteneciente al Cuerpo de Médicos Forenses.

Sabías que…

En la autopsia forense, el interés principal no es sanitario, sino social y legal. Por esta razón, también se le llama autopsia médico-legal, enfocándose en cuestiones judiciales y administrativas. En cambio, la autopsia clínica o anatomopatológica aborda aspectos de índole sanitaria, investigando temas médicos/patológicos (la enfermedad) y relacionados con el control de calidad de la asistencia sanitaria.

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