Atención y cuidados en la persona anciana. Concepto de ancianidad

El Diccionario de la Lengua Española define el envejecimiento como la “acción y efecto de envejecer”, es decir, “hacer vieja a una persona”. Gracias a los avances de la ciencia y la técnica médicas, se ha logrado prolongar la vida, posibilitando el envejecimiento. Corresponde ahora a las ciencias sociales equilibrar este avance biológico con el bienestar social.

En los últimos años, varios factores han impulsado significativamente la expansión de la Geriatría y la Gerontología. La Geriatría es una rama de la medicina que se dedica al estudio, prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades en las personas mayores. La Gerontología abarca la medicina y cuidados de la edad senil, estudiando la salud, psicología e integración social y económica de las personas en la vejez. En esta expansión se deben considerar varios factores:

1. Factor demográfico: El envejecimiento progresivo de la población ha aumentado la proporción de personas mayores. El número de ancianos está creciendo en todos los países desarrollados, alcanzando edades más avanzadas con mejor salud y mayor nivel cultural. En España, al llegar a los 65 años, la esperanza de vida se sitúa entre 10 y 18 años más. Esto es tenido en cuenta por políticos, sanitarios, sociólogos, psicólogos y trabajadores sociales, quienes cada vez más incluyen en sus programas aspectos relacionados con la problemática de los ancianos.

Sabías que…

La esperanza de vida al nacer en España se situaba por encima de los 83 años, aunque con la pandemia de la COVID-19 estos datos probablemente disminuirán.

2. Factor social: La situación de las personas mayores en la sociedad occidental contemporánea, debido a ciertas normas culturales y legales, es a menudo poco grata, perjudicial para su salud mental y, en algunos casos, claramente nociva.

3. Factor médico: La preocupación clínica por las personas mayores ha dado lugar a una nueva especialidad médica: la Geriatría y Gerontología Médicas.

4. Factor epidemiológico: Aumento de la frecuencia absoluta de enfermedades en los ancianos.

5. Factor terapéutico: Se ha comprobado que un porcentaje considerable de trastornos psíquicos en los ancianos puede mejorar con medicación.

6. Factor económico: La vejez es la etapa de la vida en la que se presentan más patologías y se genera mayor gasto. El envejecimiento de la población representa una carga para la estructura social, suponiendo una carga familiar y social. El gasto generado por los ancianos está influenciado por decisiones médicas en los ámbitos político, económico y social. Basta recordar el volumen económico que los países deben dedicar a pensiones, consumo de medicamentos y la necesidad de recursos sanitarios y sociales para los ancianos incapacitados o con problemas de recuperación.

Etapas del envejecimiento

La vejez, o madurez tardía, se caracteriza por una serie de alteraciones biológicas, como atrofia de órganos y tejidos, infiltración grasa, alteraciones glandulares y desórdenes funcionales.

La senectud tiene límites convencionales que la separan de la vejez y de la decrepitud senil. Se caracteriza por la ausencia de alteraciones parenquimatosas y glandulares. En realidad, es la persistencia de la vejez sin llegar al marasmo senil.

La decrepitud senil, caquexia senil o marasmo senil no es propiamente una etapa de la vida. Se trata generalmente de afecciones latentes, como neoplasias, procesos degenerativos y secuelas de enfermedades, que ocurrieron en etapas anteriores de la vida.

Concepto de edad en geriatría

No todos envejecemos de la misma manera, tanto en términos de morfología como de función. Por lo tanto, la edad se puede clasificar según tres conceptos diferentes:

  • Edad cronológica: Es la edad determinada por el tiempo transcurrido desde el nacimiento; se refiere a la duración de vida de una persona y es la que se considera legalmente en nuestra sociedad para la mayoría de edad, el derecho al voto y la jubilación.
  • Edad biológica o fisiológica: Corresponde al estado funcional de los órganos del cuerpo en comparación con patrones estándar establecidos para cada edad o grupo de edad. No siempre coincide con la edad cronológica. Para cuantificarla, se utilizan medidas antropométricas como el índice de masa corporal, la función renal, la capacidad vital, etc.
  • Edad funcional: Expresa la capacidad de mantener roles personales y la integración social del individuo en la comunidad, lo que requiere conservar niveles razonables de capacidades físicas. Para medir la edad funcional, se utilizan diversas escalas de evaluación, que constituyen el pilar de la valoración geriátrica.
  • Edad psicológica: Es la determinada por los rasgos psicológicos de cada grupo de edad. Es una de las más importantes porque una persona es mayor si se siente mayor.

Indicadores de envejecimiento

Existen varios indicadores que permiten medir el envejecimiento en una población. Los más utilizados son las pirámides de Bulgdofer, el índice de Sundbarg y el coeficiente de renovación:

Pirámides de Bulgdofer: Una pirámide es una representación gráfica de una población dividida por cohortes (grupos de edades) y habitualmente muestra la distribución de la población por edad, sexo, estado civil, etc. Es una herramienta de diagnóstico demográfico que sirve para prever tendencias futuras de la población, con implicaciones sociales, económicas, sanitarias, etc. La pirámide de Bulgdofer coloca los grupos de edad en el eje de ordenadas (eje de la “X”) y el número total de habitantes en el eje de abscisas (eje de la “Y”). Según la población, se pueden obtener hasta tres tipos de pirámides:

1. Triangular: Representa una población joven, con una base amplia (muchos jóvenes) y un vértice estrecho (pocos ancianos).

2. Ojival: Representa una población madura, con un desplazamiento hacia las edades medias y una proporción moderada de ancianos.

3. Ánfora. Población vieja con más ancianos que jóvenes.

Índice de Sundbarg: Este índice toma el grupo de población de 15 a 50 años como el 100% y relaciona con él los muy jóvenes (de 1 a 15 años) y los mayores (más de 50 años). Clasifica la población en tres categorías: población progresiva (joven), población estacionaria y población regresiva (envejecida).

El índice más utilizado por su simplicidad es el porcentaje de personas mayores de 65 años respecto al total de la población. Según este índice, los países se clasifican en: jóvenes (índice menor del 8%), en transición (índice entre 8% y 11%) y envejecidos (índice mayor del 11%).

Coeficiente de renovación o índice de envejecimiento: Mide la relación entre la población joven y la anciana, utilizando la fórmula que divide el número de personas mayores de 65 años y más por la población de 0 a 14 años.

Datos demográficos

Población mundial:

  • Habitantes: 7.286.849.411.
  • Ancianos: 705.000.000.

Población de España:

  • Habitantes: 47.100.396 (2019).
  • Ancianos: 8.908.151 (2019).

Los primeros signos de envejecimiento demográfico comenzaron en los años 50, con una desproporción favorable a las mujeres y un número muy elevado de viudas. Los nuevos métodos de producción requieren generaciones más preparadas para manejar equipos tecnológicos, lo que adelanta la edad de jubilación y aumenta la inactividad en los grupos de edad avanzada. Esto plantea la necesidad de políticas preventivas para mantener el ejercicio y el interés social de los ancianos. La ancianidad, considerada como “el poder gris”, influye en los programas electorales, donde los políticos incluyen cada vez más las demandas de la tercera edad.

El núcleo familiar se ha reducido al mínimo. La incorporación de la mujer al trabajo remunerado ha eliminado la figura de “cuidadora domiciliaria” del ama de casa, aumentando la necesidad de dispositivos de cuidados no familiares. El desarrollo urbano ha creado ciudades sin espacios adecuados para el ocio o la convivencia de las personas mayores. Esta situación ha fomentado una nueva filosofía de cuidados del anciano, conocida como “asistencia geriátrica”.

Asistencia geriátrica

Es importante comenzar definiendo “asistencia geriátrica”. Según el Libro Blanco sobre El médico y la tercera edad, se trata de un “conjunto de niveles de atención que, desde una perspectiva sanitaria y social, debe garantizar la calidad de vida de los ancianos en un área determinada, proporcionando respuestas adecuadas a las diferentes situaciones de enfermedad o dificultad social que presenten”.

El objetivo principal es lograr que el anciano permanezca o se reintegre a su domicilio habitual en condiciones adecuadas de bienestar y seguridad.

Una asistencia geriátrica bien diseñada requiere medidas globales que aborden diversos aspectos, incluyendo:

  • Un nivel adecuado de pensiones.
  • Servicios sociales completos que satisfagan las necesidades reales de los ancianos.
  • Medidas sanitarias que prevengan enfermedades, faciliten la atención integral del anciano y consideren las patologías crónicas e incapacitantes para proporcionar servicios específicos de recuperación, residencias asistidas, etc.

Organización de la asistencia geriátrica

La asistencia geriátrica debe ser integral, abarcando prevención, atención, rehabilitación y aspectos sociales. Se considera en tres niveles:

1. Atención ambulatoria o extrahospitalaria: Proporcionada por el “primer nivel” de asistencia (Atención Primaria).

2. Atención hospitalaria: Correspondiente al “segundo nivel” en hospitales generales.

3. Atención en hospitales geriátricos y residencias gerontológicas asistidas: Corresponde al “nivel terciario”.

Todos estos niveles deben estar coordinados entre sí, especialmente dentro de un mismo sector. El objetivo básico es mantener al anciano en su propio domicilio en buenas condiciones de salud, funcionalidad, física, psíquica y ambiental.

Debe adoptarse una concepción “centrífuga”, priorizando que “todo lo que pueda atenderse fuera del hospital no debe hacerse dentro”. Esto reduce ingresos hospitalarios y fomenta la relación con los Centros de Atención Primaria, los Hospitales de Apoyo y los Servicios Sociales del área asistencial. La atención extrahospitalaria es más económica y, desde una perspectiva conceptual y humana, el anciano no debe organizar su vida en torno al hospital, sino buscar su inserción en áreas sociales más cercanas y menos negativas que un hospital.

Programas para una asistencia geriátrica adecuada:

1. Programas de promoción de salud: Incluyendo prevención y educación para personas mayores.

2. Programas de diversificación de servicios asistenciales: Con especial énfasis en la jerarquización de niveles asistenciales.

Dispositivos asistenciales

Es necesario diferenciar entre los diversos dispositivos asistenciales para proporcionar una atención geriátrica adecuada.

A) Dispositivos de carácter social o de apoyo a la convivencia

Los dispositivos de carácter social o de apoyo a la convivencia incluyen:

  • Instituciones cerradas: Como asilos para personas válidas e inválidas.
  • Instituciones abiertas: Como clubes y centros de día.
  • Dispositivos de apoyo domiciliario: Como la ayuda a domicilio.

B) Dispositivos de carácter sanitario

1. Dispositivos geriátricos de primer nivel

Estos corresponden a los Servicios de Atención Primaria. Las principales funciones del sector primario de atención son:

  • Sectorizar la población en Áreas Sanitarias.
  • Coordinar todos los dispositivos.
  • Enfocarse en actividades de promoción, prevención y rehabilitación.
  • Desarrollar actividades dirigidas a la atención integral del paciente, especialmente en salud mental y ambiental.

Este dispositivo de primer nivel se llevaría a cabo en los Centros de Salud de Atención Primaria mediante programas específicos para el seguimiento de pacientes ancianos con patologías crónicas.

Las principales razones de consulta extrahospitalaria en los ancianos incluyen artrosis, reumatismo, enfermedades degenerativas, cardiovasculares, respiratorias y consumo de fármacos.

Las principales causas de alta hospitalaria en mayores de 65 años son:

  • Enfermedades del aparato cardiocirculatorio (18%).
  • Enfermedades del aparato digestivo (11%).
  • Tumores (9%).
  • Enfermedades del aparato respiratorio (6%).
  • Fracturas (6%).

2. Dispositivos geriátricos de segundo nivel

Una de estas unidades es el Hospital de Día Geriátrico. Puede estar ubicado en un Centro de Atención Primaria o en hospitales de media o larga estancia. Es un centro de funcionamiento diurno, sin camas de hospitalización, dinámico en sus prestaciones y destinado a completar la recuperación psíquica, física y social del paciente anciano. Sirve como puente entre la asistencia hospitalaria y la domiciliaria, es decir, entre el sector terciario y el primario. Los tipos de ancianos que se atienden con mayor frecuencia son:

  • Aquellos que necesitan recuperación física o mantenimiento (accidentes cerebrovasculares, fracturas recientes, etc.).
  • Aquellos que requieren recuperación o mantenimiento físico especializado (parkinsonianos, amputados, diabéticos, etc.).
  • Ancianos que necesitan recuperación o apoyo psicológico, siempre que no se trate de psiquiatría propiamente dicha.
  • Ancianos que necesitan recuperar y consolidar actividades básicas o instrumentales de la vida diaria, perdidas durante su enfermedad y estancia hospitalaria (vestirse, comer, etc.).
  • Ancianos que necesitan cuidados sanitarios que no pueden ser prestados en su domicilio y que no justifican una hospitalización.

3. Dispositivos geriátricos de tercer nivel

Estos corresponden a los hospitales de cuidados continuados. Las funciones de estos hospitales son:

  • Asistencial: Incluye hospitalización, consultas externas y hospitalización domiciliaria.
  • Docencia: Dirigida principalmente a enfermería y médicos residentes de Geriatría.
  • Investigación: Enfocada en la geriatría y gerontología.

Los objetivos de estos hospitales son:

  1. Evaluar y diagnosticar los problemas de salud del paciente desde el punto de vista clínico, funcional y social.
  2. Proporcionar cuidados orientados al tratamiento, recuperación funcional, readaptación a las incapacidades y reinserción social.
  3. Establecer cuidados paliativos para pacientes con mal pronóstico.

Fundamentos de la atención al anciano

La atención geriátrica presenta un nivel de complejidad cada vez mayor debido a factores demográficos y epidemiológicos bien conocidos. Sin embargo, uno de los problemas actuales que aumentan esta complejidad es el desarrollo y la implementación de modelos asistenciales más modernos y centrados en la mejora de la experiencia tanto de los profesionales como de los propios ancianos.

Objetivos de la atención en el cuidado de los ancianos

Para atender adecuadamente a las necesidades de los ancianos es necesario establecer tres objetivos básicos:

  1. Atención integral del individuo anciano: La atención debe basarse en una visión integral del anciano, como un adulto con una historia de vida, independientemente de su estado de salud o enfermedad. El anciano tiene derecho a mantener su autonomía, dignidad y a participar en las decisiones que le afecten, con el fin de mantener y/o mejorar su calidad de vida.
  2. Cuidado de los ancianos basado en los siguientes objetivos:
    • Identificación y valoración: Identificar las características individuales y colectivas de los ancianos, valorando de manera integral a la persona. Considerar su pasado, sus problemas actuales y sus proyectos y posibilidades futuras para comprender y respetar sus demandas, y adecuar la atención y los cuidados que se les presten.
    • Participación en la toma de decisiones: Facilitar la participación del anciano en la toma de decisiones para mantener su autonomía y aceptar sus limitaciones y dependencias. Proporcionar el soporte necesario para superar sus pérdidas a través de una adecuada información, interrelación y educación sanitaria, contribuyendo así a racionalizar e individualizar las demandas de cuidados.
    • Planificación y ejecución: Planificar y ejecutar actividades relacionadas con el cuidado integral, de acuerdo con los valores propios de la persona anciana. Colaborar con la población anciana en todo lo que contribuya a mejorar su calidad de vida.
  3. Visión dinámica del envejecimiento por parte de los profesionales: Los profesionales deben tener una visión dinámica del proceso de envejecimiento para considerarlo como una nueva etapa en la vida de los individuos. Esto ayudará a facilitar la adaptación progresiva de los ancianos a los cambios que se producen. Considerar este proceso como algo uniforme para toda la especie es no entender ni comprender el concepto de individuo único e irrepetible. Estereotipar a los ancianos es un problema que todavía persiste entre los profesionales y afecta la atención y cuidado de los mismos.

La concepción que los profesionales tienen de su propia vejez, su capacidad para adaptarse a los cambios en su proceso vital, sus conocimientos y su experiencia en la relación con los ancianos contribuirán a que puedan brindar una atención y cuidados de calidad. Esto incluye la prevención, tratamiento y rehabilitación, factores fundamentales para mejorar la calidad de vida y resolver las actividades de la vida diaria.

Cuando la atención dirigida a los ancianos se basa en todos estos elementos, se enfoca en fomentar su autonomía en lugar de simplemente “hacerse cargo” debido a su grado de “dependencia/autonomía”. Este enfoque se denomina “acto geriátrico”, el cual tiene en cuenta a la persona anciana, sus valores, historia y condiciones, orientado a fomentar la toma de sus propias decisiones y el uso de sus capacidades.

Metodología del acto geriátrico

  • Valorar la situación de las necesidades del anciano, especialmente en relación con las actividades de la vida diaria (AVD), de la forma más real posible.
  • Proponer al paciente la realización de actividades y observar su desempeño para identificar mejor su nivel de situación.
  • Permitir que el anciano siga su propio ritmo, evitando imponer horarios o tiempos estrictos.
  • Aceptar la imperfección: Es preferible una tarea imperfectamente realizada por el anciano que una perfecta realizada por otros.
  • Fomentar la autorrealización: Dejar que el anciano haga todo lo que pueda, aunque tome más tiempo.
  • Establecer objetivos realistas: Proponer metas alcanzables y avanzar gradualmente de un nivel al siguiente.
  • Considerar la prevención del deterioro: A veces, evitar un mayor deterioro ya es un gran éxito.
  • Actuar con respeto y sensibilidad en todo momento.

Atención integral

La atención a los ancianos debe ser integral, abordando todos los aspectos de la persona: físico, social, psicológico y relacional. Es esencial considerar que dos grandes áreas influirán en esta atención: la sanitaria y la social. Ambas deben proporcionar al individuo el mayor grado de salud y la mejor calidad de vida posible. Por lo tanto, las políticas de atención al anciano hoy en día no solo consideran la asistencia social y sanitaria por separado, sino que, dependiendo de los problemas que presente el anciano, existen recursos sociosanitarios que pueden ofrecer una atención más rápida y coordinada a los problemas planteados.

Conceptos en las diferentes situaciones de salud-enfermedad en el anciano

Como se ha mencionado, los problemas médicos aumentan con la edad, así como la tendencia de los procesos a la cronicidad, la incapacidad y la dependencia. Al mismo tiempo, las condiciones psíquicas y sociales en las que se encuentran estos pacientes suelen ser más desfavorables. En esta situación, es importante identificar y aplicar criterios de selección y determinación de riesgo a aquellas personas ancianas susceptibles de sufrir determinadas patologías, para prevenir posibles procesos patológicos y actuar evitando complicaciones derivadas de los ya existentes.

Los conceptos que se desarrollan a continuación intentan establecer diferencias sutiles entre diversos grados de probabilidad de sufrir una determinada enfermedad, o bien determinan las probabilidades de riesgo de enfermar en los ancianos.

Anciano sano: Persona mayor de 65 años que no padece ninguna patología ni presenta problemas funcionales, mentales o sociales.

Anciano enfermo: Anciano sano que padece una enfermedad aguda; se comporta de manera similar a un paciente adulto enfermo. Suelen ser personas que acuden a consulta o ingresan en el hospital por un proceso único, y generalmente no presentan otras enfermedades importantes ni problemas mentales o sociales.

Anciano frágil: Persona que cumple una o más de las siguientes características:

  • Edad superior a 80 años.
  • Vive solo.
  • Pérdida reciente de su pareja (menos de 1 año).
  • Padece una patología crónica invalidante: accidente cerebrovascular, cardiopatía isquémica, enfermedad de Parkinson, obstrucción crónica del flujo aéreo, artrosis o enfermedad osteoarticular avanzada y déficit auditivo o visual importantes.
  • Ha sufrido caídas.
  • Toma múltiples medicamentos.
  • Ha ingresado en el hospital durante el último año.
  • Padece demencia, depresión u otro deterioro cognitivo.
  • Tiene deficiencia económica.
  • Carece de apoyo social suficiente.

Paciente geriátrico: Persona de edad avanzada con una o varias enfermedades crónicas y evolucionadas, que ya presenta una discapacidad evidente. Este tipo de paciente manifiesta dependencia para las actividades básicas de la vida diaria, necesita ayuda de otros y frecuentemente presenta alteraciones mentales y problemas sociales.

Clasificación del envejecimiento

El envejecimiento a nivel fisiológico puede dividirse en:

  • Envejecimiento primario: Es inevitable y ocurre debido al daño corporal que comienza a una edad temprana y continúa con el paso de los años. Es cuando empezamos a notar cambios en nuestro cuerpo, como la aparición de arrugas y piel más frágil.
  • Envejecimiento secundario: Se debe a enfermedades que tenemos o que aparecen con el tiempo, causando un deterioro permanente como consecuencia de estos padecimientos.

Actualmente, los científicos sociales que se especializan en el estudio del envejecimiento se refieren a tres grupos de adultos mayores:

  • Viejo-joven: Personas de 65 a 74 años, aproximadamente, que son animadas, activas y demuestran vigor.
  • Viejo-viejo: Personas de 75 a 84 años, aproximadamente, que mantienen su estilo de vida anterior pero a un ritmo más lento.
  • Viejo de edad avanzada: Personas de 85 años en adelante, que son más propensas a caídas, fracturas óseas o enfermedades, y les resulta más difícil organizar su rutina diaria.

Una clasificación más significativa se basa en la edad funcional, es decir, en qué tan bien funciona una persona en un entorno físico y social en comparación con otras personas de la misma edad cronológica.

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