Los drenajes son procedimientos técnicos diseñados para asegurar la salida de líquidos y exudados de una herida, absceso o cavidad natural, ya sea traumática o quirúrgica.

Se indican en las siguientes situaciones: en cirugías de gran envergadura con amplias resecciones y afectación de tejidos y estructuras; para prevenir fugas en conductos secretores (como las vías urinarias y biliares); en cavidades ya infectadas que se planean cerrar por segunda intención; en traumatismos contaminados; y, en general, siempre que necesitemos evacuar pus, secreciones serohemáticas, exudados asépticos, aire o secreciones normales de vísceras huecas de una herida, absceso o cavidad:

  • Abscesos: los drenajes permiten evacuar las sustancias acumuladas en los abscesos, evitando un “cierre en falso” y favoreciendo el cierre por segunda intención.
  • Lesiones traumáticas: en los traumatismos, se suele extravasar una gran cantidad de líquido que puede dificultar la recuperación (como en los drenajes craneales en traumatismos craneoencefálicos).
  • Vaciamiento de cavidades: por ejemplo, la vejiga puede ser vaciada de manera terapéutica o profiláctica.
  • Prevención de fugas tras cirugía general: después de una cirugía, siempre existe el riesgo de fugas; como medida preventiva, se colocará un drenaje que además nos alertará ante la aparición de hemorragias.
  • Tras cirugías radicales: cuando se realizan grandes resecciones, se pierde una gran cantidad de líquido linfático y sanguíneo que no debe acumularse. Si se sospecha infección en la zona intervenida, se utilizará el drenaje para evacuar el material purulento.

Los objetivos que buscamos al utilizar cualquier tipo de drenaje varían según el caso específico, pero en general, apuntamos a: eliminar la acumulación de líquidos, gases o sustancias nocivas para el organismo; prevenir la formación de seromas; disminuir el dolor y el estrés postoperatorio; minimizar las cicatrices; evitar complicaciones postoperatorias; y aumentar la eficacia de la técnica quirúrgica.

Clasificación de los drenajes

Según el tipo de acción, los drenajes se dividen en profilácticos, terapéuticos o paliativos:

  • Drenajes profilácticos: se utilizan para prevenir la acumulación de sustancias, incluso antes de que aparezcan. Son comunes en grandes disecciones o anastomosis de alto riesgo. Un ejemplo es el drenaje a caída libre usado después de una anastomosis esófago-yeyunal, o el drenaje vesical después de una cirugía de vejiga, con el objetivo de evitar que la vejiga se llene de orina y perturbe la sutura.
  • Drenajes terapéuticos o curativos: se colocan para drenar la acumulación de líquidos o gases en una cavidad, una vez detectada su presencia. Un ejemplo es un drenaje pleural en casos de neumotórax, o una sonda Foley en casos de retención urinaria.
  • Drenajes paliativos: se utilizan para evacuar acumulaciones líquidas en casos de inoperabilidad, como en tumores. Este tipo de drenaje se emplea cuando no es posible una intervención quirúrgica.

Dependiendo de su forma de funcionamiento, los drenajes se dividen en simples o de succión:

  • Drenajes simples: son aquellos en los que no se realiza ninguna acción para favorecer la salida de la sustancia acumulada; esta sale por la presión de los órganos adyacentes, la fuerza de la gravedad o la capilaridad de los drenajes utilizados. Algunos autores los denominan drenajes pasivos, refiriéndose a la ausencia de fuerza externa para evacuar las sustancias. Son comúnmente empleados en la cavidad abdominal, como en las paracentesis para evacuar el líquido seroso de la cavidad peritoneal. Otros ejemplos son el drenaje del contenido gástrico mediante sonda nasogástrica, o el drenaje vesical mediante sonda Foley.
  • Drenajes de succión: algunos autores los llaman drenajes activos. En estos, se ejerce una fuerza externa para asegurar la salida de los líquidos acumulados. Esta fuerza puede ser intermitente o continua, mediante un sistema de aspiración. Tienen el riesgo añadido de poder succionar algún tejido u órgano vecino. Un ejemplo es el drenaje de sellado hidráulico para neumotórax o hemotórax.

Drenajes simples

El drenaje simple es aquel en el que no se realiza ninguna acción adicional para facilitar la salida de la sustancia acumulada. Esta sustancia se evacua debido a la presión ejercida por los órganos adyacentes, la fuerza de la gravedad o la capilaridad de los materiales empleados.

Drenajes filiformes

Estos drenajes se utilizan en heridas con incisiones pequeñas y con una cantidad mínima de sustancia a evacuar. Consisten en dejar la incisión abierta insertando un conjunto de hilos que pueden ser de nailon, algodón, entre otros. Gracias a la capilaridad de estos hilos, el líquido sale de la pequeña cavidad. Evidentemente, si hay coágulos o sustancias no líquidas, estos drenajes no serán efectivos. Un ejemplo de uso es después de la evacuación de abscesos.

Drenajes con gasas

Las gasas son un material muy útil como drenaje, ya que su capilaridad permite evacuar colecciones líquidas contra la fuerza de la gravedad. Además, las gasas son fáciles de moldear según las necesidades específicas del caso. Para mejorar su capacidad de absorción, se usan gasas de trama densa. Cuando la gasa se empapa, deja de ser efectiva en la absorción de líquido, por lo que es necesario cambiar los apósitos externos húmedos por otros secos. De esta manera, las gasas seguirán absorbiendo los líquidos ascendentes y no causarán problemas.

Estos drenajes son muy utilizados en heridas infectadas que se dejarán cerrar por segunda intención. Se va introduciendo cada vez menos gasas para permitir que la herida se cierre por capas, evitando reinfecciones que podrían causar problemas al paciente. Las gasas también pueden impregnarse con diferentes fármacos (antibióticos, antisépticos, etc.) para que además cumplan una función terapéutica.

Drenajes con tiras de goma

Los drenajes con tiras de goma blanda son ampliamente utilizados debido a su flexibilidad y facilidad de colocación, además de no causar adherencias en los tejidos circundantes. Se colocan en un extremo de la herida o mediante contrapuntos en las áreas circundantes. Estos drenajes son más efectivos cuando no hay coágulos ni restos de tejido que puedan obstruir la salida.

En cuanto al material utilizado, debe ser suave y flexible para no comprimir las estructuras vecinas. Es importante evitar materiales rígidos, irritantes o que puedan alterarse al contacto con la sustancia a drenar. Estos drenajes pueden ser simples o bifurcados.

Drenajes con tubos de goma o polietileno

Al usar drenajes con tubos de goma o polietileno, es importante considerar su rigidez. Si son demasiado rígidos, pueden causar úlceras yatrogénicas, y si son demasiado flexibles, pueden colapsarse por la presión de los tejidos adyacentes. Los tubos de polietileno son actualmente los más usados debido a su menor flexibilidad en comparación con los de goma, aunque existen muchas marcas en el mercado que ofrecen opciones más económicas.

Estos drenajes pueden conectarse a sistemas de aspiración continua o intermitente, permitiendo la introducción de fármacos u otros líquidos en las cavidades donde se insertan. Un ejemplo común son las sondas de tres vías utilizadas tras intervenciones urológicas, que permiten evacuar los restos hemáticos de la vejiga y administrar líquidos para realizar un lavado continuo. Estos drenajes son ideales cuando hay coágulos o restos sólidos.

El diámetro y la forma de estos tubos dependerán de la cantidad a drenar y las características de la sustancia acumulada. Se pueden elegir entre tubos simples, cortados en bisel, con orificios en sus extremos, entre otros.

  • Penrose: El drenaje Penrose es un tubo de látex blando de una sola luz, con una pared de goma fina y colapsable. Es de uso muy común y se encuentra en varios diámetros, adaptándose su longitud a las necesidades de la herida. Para asegurar su inmovilidad, se puede fijar externamente con un punto de sutura. Este drenaje actúa por capilaridad y es muy utilizado en abscesos de partes blandas y colecistectomías.
  • Silastic: Es un tubo de silicona transparente y flexible, de unos 40 cm de longitud, con varios orificios a lo largo de su trayecto y termina en una punta roma atraumática. Se encuentra en varios calibres (3-11 mm) y hay una variedad estriada llamada “teja” muy usada en cirugía. Estos drenajes se usan en cirugía abdominal y pueden conectarse a sistemas colectores y de aspiración.
  • Tubo en T de Kehr: Es un tubo de silicona o goma en forma de T, muy utilizado en cirugía de las vías biliares. Los extremos pequeños se insertan en los conductos colédoco y hepático, mientras que el extremo mayor se conecta al exterior. Este drenaje se usa para drenar la bilis producida por el paciente. Se encuentran en varios diámetros y se conectan a bolsas colectoras, nunca a sistemas de aspiración.

Antes de retirar el tubo de Kehr, se somete al paciente a un período de reducción, pinzando el tubo por periodos de tiempo cada vez mayores, siempre y cuando las condiciones del paciente lo permitan, para asegurar que no habrá problemas al retirar el tubo y que no se esté eliminando la mayor parte de la bilis producida por el individuo. Se pinza el tubo de drenaje y se pide al paciente que informe si presenta náuseas, dolor abdominal, vómitos, diarrea, etc. Si esto ocurre, se despinza el drenaje y se avisa inmediatamente al médico.

Drenajes mixtos

Los drenajes mixtos son una variante de los drenajes simples y consisten básicamente en la combinación de dos o más de los sistemas descritos anteriormente, aprovechando las cualidades de cada uno:

  • Drenaje en cigarrillo: consiste en un tubo de goma relleno de gasa, lo que permite beneficiarse de la capilaridad de la gasa y evitar que se adhiera a los tejidos circundantes, previniendo problemas.
  • Drenajes de corola o de copa invertida (R. Finochietto): son variaciones del drenaje en cigarrillo, que permiten introducir amplias zonas de drenaje con una salida más pequeña.
  • Mikulicz: es un tipo de drenaje utilizado en cirugía abdominal, que consiste en disponer gasas en forma de saco para rellenar cavidades, sujetando las vísceras. Combina tubos anexados y gasas, de modo que los tubos drenan la parte sólida y las gasas la líquida.
  • Pasman: utiliza una sonda cubierta de gasa y un tubo de plástico para drenar la cavidad tiroidea, combinando la capilaridad de la gasa con la posibilidad de aspirar de forma intermitente a través de la sonda.

Drenajes de succión

Los drenajes de succión son aquellos en los que se aplica una fuerza externa para asegurar la salida de los líquidos acumulados. Esta fuerza de aspiración puede ser intermitente (por ejemplo, con una jeringa) o continua.

Drenajes de aspiración continua

La mayoría de los drenajes de succión utilizan una aspiración continua de mayor o menor intensidad. En este caso, como su nombre lo indica, la fuerza utilizada para eliminar toda la sustancia acumulada es continua, y se mantiene durante todo el tiempo que el drenaje esté colocado.

1. Drenajes de sellado hidráulico

Este tipo de drenaje se utiliza para eliminar sustancias acumuladas en la cavidad torácica. Fisiológicamente, entre las dos pleuras de la cavidad torácica existe una presión negativa que permite la respiración normal. Si esta presión negativa desaparece, ya sea de forma espontánea, por un traumatismo o una intervención quirúrgica, los pulmones se colapsarán, impidiendo la respiración normal. Para restaurar esta presión, debemos hacer el vacío en el espacio pleural hasta que el problema desaparezca y la presión se mantenga sin necesidad de apoyo externo.

Estos drenajes de sello hidráulico pueden constar de 1, 2 o 3 frascos conectados entre sí. Actualmente, existen sistemas comerciales disponibles (como el Pleur-Evac) que son los más utilizados. Para comprender mejor el funcionamiento, explicaremos el sistema de frascos:

  • Sistema de sello hidráulico con un frasco: Consiste en colocar un tubo de drenaje que va desde la cavidad pleural a un frasco con agua. El agua actúa como un sello, impidiendo que el aire exterior entre en la cavidad pleural y permitiendo la salida de líquidos y gases.
  • Sistema de sello hidráulico de dos frascos: Funciona de manera similar al anterior. Consta de un tubo de drenaje que va desde la cavidad pleural del paciente hasta un frasco para la recolección de líquidos, y un segundo frasco que contiene el sello hidráulico. Al ser un sistema cerrado, no hay infiltración de aire que pueda causar daños.
  • Sistema de sello hidráulico de tres frascos: Este sistema incluye un tercer frasco para controlar la cantidad de aspiración aplicada. Al igual que en el sistema anterior, el primer frasco recoge las secreciones líquidas, el segundo frasco tiene el sello hidráulico, y el tercer frasco controla la aspiración. Si sumergimos la punta del tubo 5 cm bajo el agua, esta será la aspiración aplicada al sistema.

2. Pleur-Evac (Drenaje evacuador quirúrgico)

Para los drenajes torácicos (sangre en hemotórax, aire en neumotórax, líquido en piotórax, etc.) se utiliza comúnmente el drenaje conocido como Pleur-Evac. Este sistema consiste en un sello hidráulico de tres frascos, preparado en un solo recipiente compacto y listo para usar.

El sistema es cómodo y fácil de utilizar, y consiste en un recipiente de plástico con tres cavidades: en la primera se acumulan las sustancias eliminadas de la cavidad pulmonar, la segunda contiene el sello hidráulico, y la tercera indica la aspiración aplicada al sistema.

El personal de enfermería es responsable de preparar el sistema para su funcionamiento, aunque la punción suele ser realizada por el cirujano torácico. La preparación es muy sencilla:

  • Colocar el sello hidráulico en la cámara correspondiente e introducir un nivel de 2 cm de agua esterilizada.
  • Colocar el control de aspiración en la cámara correspondiente; lo habitual es llenar con agua esterilizada hasta el nivel 20, aunque el médico puede indicar otro valor.

Una vez que el sistema está preparado, lo conectaremos al tubo de drenaje del paciente, que ha sido colocado por el médico, y lo enlazaremos al sistema de aspiración. Abriremos el sistema hasta que aparezcan burbujas en la cavidad de control de aspiración. Es importante que el sistema siempre esté situado a un nivel más bajo que la cavidad torácica (aproximadamente 30 cm).

Con todo el sistema conectado y funcionando, se iniciarán los cuidados generales del sistema y del paciente, que incluyen: lavado del tubo torácico, evaluación del color, tipo, densidad y volumen del líquido drenado, ordeño del tubo de drenaje para mantenerlo permeable, colocar al paciente en posición erecta y administrar fisioterapia respiratoria para facilitar la respiración y el bienestar.

Para extraer el tubo, lo pinzaremos y retiraremos rápidamente, taponando la salida con una gasa con vaselina y un pequeño vendaje. Generalmente, se realiza una sutura en U (bolsa de tabaco) alrededor del punto de inserción del tubo, lo que permite cerrar la herida inmediatamente una vez extraído el tubo. Esta operación debe realizarse rápidamente y con precisión, preferiblemente por dos personas (una de ellas el cirujano).

En caso de un arranque involuntario del drenaje, el paciente presentará una sensación inmediata de asfixia. Al llegar a la habitación, encontraremos al paciente nervioso, con dificultad para respirar y sangrando por el punto de inserción del drenaje. Esta es una situación de emergencia, por lo que debemos avisar al médico de inmediato. Pediremos al paciente que realice una inspiración profunda y, en el punto de mayor expansión, colocaremos una gasa con vaselina presionando firmemente para intentar sellar el punto de inserción. Mientras esperamos al médico, intentaremos calmar al paciente y que respire con la mayor normalidad posible.

Debemos estar atentos a posibles complicaciones, como hemorragias por lesión de los vasos intercostales, hipovolemia por pérdida de sangre y, como consecuencia, shock.

Redón

Consiste en un tubo de polivinilo o silicona de pared rígida y no colapsable, con múltiples perforaciones, conectado a un sistema de aspiración continua de baja intensidad. Es muy utilizado en cirugía general, urología y traumatología.

Saratoga

Este drenaje consiste en un tubo multiperforado de silicona o polivinilo con dos luces: una externa que permite la entrada de aire y una interna que se conecta a un sistema de aspiración. Se usa en grandes heridas infectadas o cuando la cantidad a drenar es muy elevada.

Abramson

Este drenaje es similar a los anteriores, pero con tres luces: una para la entrada de aire, otra que se conecta al sistema de aspiración y una tercera que sirve para la irrigación de la zona.

Intervenciones de enfermería en los drenajes

El personal de enfermería es responsable de cuidar y controlar el buen funcionamiento de los drenajes. Para ello, deben conocer cómo operan y cuáles son las posibles complicaciones.

En general, las complicaciones derivarán de la obstrucción del drenaje y de los cambios en su colocación. Por ejemplo, si se coloca una sonda nasogástrica, se debe asegurar que esté permeable y que permanezca en el estómago. Si se obstruye o se mueve, no solo no cumplirá con su función, sino que también puede causar diversas alteraciones.

Los cuidados y complicaciones dependerán del tipo y la localización del drenaje, aunque existen pautas generales que deben aplicarse en todos los casos.

Anclaje de los drenajes

Para evitar que los drenajes se muevan de su sitio, se anclarán a la piel por diversos métodos: puntos de sutura, adhesivos, topes de drenaje, balones neumáticos o grapas de seguridad.

El personal de enfermería es responsable de vigilar y mantener estos anclajes, cambiándolos si es necesario y avisando al médico si creen que el drenaje se ha desplazado.

Generalmente, cada drenaje tiene dos anclajes: uno que fija el propio drenaje a la cavidad que queremos evacuar y otro que asegura el tubo por donde circula la sustancia a evacuar hasta el recipiente receptor, ya sea a la cama o a otro lugar que impida que un movimiento involuntario pueda arrancarlo o dañarlo. Por ejemplo, la sonda uretral se fija a la vejiga mediante un globo neumático y, una vez fuera de la uretra, el tubo que conduce la orina hasta la bolsa se fija a la pierna del paciente.

Es importante considerar también los sistemas de sujeción de las bolsas o recipientes colectores, que deben asegurarse mediante enganches o los dispositivos propios que tengan en la cama, la pared, etc., con el objetivo de que no puedan golpearse accidentalmente, lo que podría representar un peligro tanto para el recipiente como para el propio drenaje.

Cuidados del drenaje

El personal de enfermería debe asegurarse de que los drenajes sean permeables y cumplan su función de manera eficaz. Los cuidados básicos son los siguientes:

  • Se realizarán curas estériles diarias del punto de inserción del drenaje. La zona de inserción se limpiará con antiséptico, de dentro hacia afuera.
  • Si el apósito externo del drenaje está manchado, se sustituirá aunque no hayan pasado las 24 horas.

Vigilaremos la aparición de úlceras por presión yatrogénicas que puedan producirse debido al apoyo de alguna de las partes del drenaje.

Debemos observar la integridad de la piel circundante. Si la piel está enrojecida, tomaremos las medidas necesarias para restablecerla. Informaremos de cualquier cambio en la piel o en el punto de inserción; especialmente vigilaremos la aparición de síntomas de infección.

Se registrará la cantidad de sustancia drenada una vez por turno al principio, espaciando las mediciones a medida que disminuya la cantidad drenada. En situaciones especiales, como en pacientes de UCI, estos controles pueden ser más continuos. Si los niveles drenados son muy altos, se discutirá con el médico la posibilidad de reponer líquidos u otras sustancias (electrolitos, sangre, etc.).

Si los drenajes dejan de expulsar sustancias de forma repentina, buscaremos una posible causa (tubo doblado, obstrucción visible, etc.). Si no se encuentra ninguna, informaremos al médico de igual manera.

En los drenajes de vacío y de aspiración continua, no debemos olvidar pinzar el tubo cerca de la inserción antes de retirar el recipiente de medida. Después de cambiarlo, despinzaremos el tubo y nos aseguraremos de la permeabilidad del drenaje y de que no haya fugas en las juntas.

Observaremos y anotaremos el aspecto de las sustancias drenadas, informando de cualquier anormalidad.

Como norma general, los drenajes deben permanecer por debajo del nivel del paciente para que la gravedad ayude a la eliminación de sustancias. Manipularemos el drenaje lo menos posible para evitar contaminaciones y dolor al paciente.

Vigilaremos la presencia de fugas en los drenajes, especialmente en los drenajes de sellado hidráulico.

Vigilaremos la permeabilidad del drenaje para asegurar su buen funcionamiento, controlando que los tubos no presenten trombos que los obstruyan; para esto los “ordeñaremos”.

También debemos asegurarnos de que el paciente no esté apoyado sobre los tubos, ya que esto frenaría la salida de los líquidos a drenar y facilitaría la obstrucción del drenaje.

En los drenajes aspirativos, verificaremos que la aspiración sea real, manteniendo el vacío y comprobando la aspiración en los demás. En los sistemas de vacío, sustituiremos los medidores cuando estén llenos para no perder el vacío que presenta el drenaje.

Vigilaremos las constantes del paciente, informando ante cualquier alteración. También informaremos ante la sospecha de hemorragia, aunque no sea verificada por los drenajes.

Los drenajes serán retirados en cuanto sea posible para evitar complicaciones. Para retirarlos, desconectaremos la aspiración, si la hay, retiraremos los anclajes de sujeción y tiraremos suavemente del drenaje. Si no sale de esta forma, intentaremos ejercer rotaciones mientras traccionamos.

Cuidados del paciente con drenajes

El personal de enfermería debe apoyar y educar a los pacientes que tengan drenajes para ayudar a mantener su autoestima. Los cuidados básicos incluyen:

  • Debemos estar preparados para responder cualquier pregunta que los pacientes tengan sobre sus drenajes, ya que esto aumentará su confianza en nosotros y les proporcionará tranquilidad.
  • Es necesario informar al paciente sobre la necesidad y el funcionamiento de los drenajes. Se debe evaluar cuánta información proporcionar en cada caso, ya que tanto el exceso como la falta de información pueden aumentar la ansiedad del paciente.

Cuidaremos del bienestar del paciente en todo momento, acomodando los tubos para su comodidad y administrando analgésicos si presenta dolor. Es crucial estar atentos a los drenajes húmedos y malolientes, cambiando los apósitos cuando sea necesario para el confort del paciente.

En la medida de lo posible, pediremos la colaboración del paciente en el cuidado y mantenimiento de los drenajes para mejorar su autoestima.

  • Pediremos que cambie de postura frecuentemente para evitar la aparición de úlceras por presión y, si es posible, facilitaremos la deambulación.
  • Si el paciente debe irse a casa con el drenaje puesto, le enseñaremos los cuidados necesarios: higiene, cambios de bolsa, etc.

Complicaciones de los drenajes

Los drenajes deben cumplir una función específica. Si no se cumple debido a obstrucciones o cuidados inadecuados, pueden surgir complicaciones como:

  • Infecciones: Los drenajes, a pesar de su utilidad, son una vía de entrada para gérmenes. La posibilidad de una infección retrógrada está relacionada con el tiempo que permanezca el drenaje y la calidad de los cuidados administrados.
  • Perforación de estructuras adyacentes: Esto puede ocurrir por una aspiración muy alta o al movilizar un drenaje rígido.
  • Pérdida de presión en la cavidad: Especialmente peligroso en los drenajes torácicos, si hay fugas o se suelta la conexión al sistema de vacío, podría provocarse un neumotórax que pondría en peligro la vida del paciente.
  • Úlceras por presión: Producidas por la compresión de estructuras vecinas, especialmente en pacientes con disminución del nivel de conciencia y drenajes que permanecen colocados por mucho tiempo.
  • Inflamación de la zona: El organismo puede considerar el drenaje como un cuerpo extraño.
  • Desgarros, desplazamientos o arrancamiento involuntario por parte del paciente: Esto puede causar molestias y dolor.
  • Falta de funcionamiento: Si el drenaje no es el adecuado o se ha obstruido, no cumplirá su función y los líquidos se acumularán en el interior del organismo.
  • Pérdida del drenaje: Puede ser ocasionada por una mala fijación externa.
  • Imposibilidad de extracción: En algunos casos, puede ser necesario realizar una operación quirúrgica para extraer el drenaje.

Recomendaciones generales

  • Si el paciente tiene varios drenajes, es recomendable numerarlos para facilitar su identificación.
  • Es crucial mantener las máximas condiciones de asepsia para prevenir infecciones nosocomiales.
  • Al conectar los drenajes a bolsas colectoras, debemos asegurar una adaptación adecuada de la entrada de los drenajes. La banda adhesiva de las bolsas colectoras protege la piel de la humedad y otros factores dañinos.
  • Si la cantidad drenada es alta, es preferible usar bolsas con grifo para evitar cambiar el sistema adhesivo con frecuencia, lo cual puede irritar la piel y aumentar el riesgo de infección.
  • Registrar en el libro de incidencias las curas realizadas, la cantidad y el aspecto de las sustancias drenadas, así como las condiciones de la herida.

Recuerda que…

Cuando hablamos de realizar un drenaje, nos referimos al proceso utilizado para facilitar la salida de líquidos o gases acumulados de forma anormal en el organismo.

Con un drenaje no solo facilitamos la evacuación de estas sustancias acumuladas, sino que también podemos medir y observar dichas sustancias. Además, la evacuación contribuye al proceso de cicatrización de las heridas al evitar la formación de seromas, disminuir el dolor y reducir las posibilidades de infección.

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