Esquejes o estaquillado
Las plantas no solo pueden provenir de semillas, sino también de propágulos o esquejes colocados adecuadamente que proceden de la planta que se desea reproducir. El esquejado es un método de reproducción vegetativa que permite obtener copias exactas de la planta madre a partir del esqueje. En el caso de especies forestales, es común el uso de estacas y estaquillas en ciertas especies como chopos, fresnos y sauces. Las estaquillas son brotes de un año, mientras que las estacas tienen dos o tres años.
El estaquillado implica separar un fragmento vegetal, mantenerlo vivo y lograr que forme nuevamente los órganos necesarios para convertirse en una planta completa. Las estacas deben obtenerse de plantas adultas, vigorosas y libres de cicatrices y enfermedades. A veces, se utilizan estimulantes químicos a base de auxinas sintéticas para promover el enraizamiento. Las estacas de madera dura de especies caducas deben recogerse en otoño e invierno y almacenarse en condiciones frescas y húmedas hasta la primavera. En el caso de especies de hoja perenne, el proceso es más complejo y requiere condiciones controladas de humedad, ya que suelen tener un enraizamiento lento.
Existen diversos tipos de estaquillado:
- Estaquillado herbáceo: Se realiza en plantas no leñosas, generalmente al final del verano.
- Estaquillado en plantas de madera blanda: Se efectúa en ramas desarrolladas durante el mismo año (aún verdes) cuando comienzan a endurecerse. Los brotes adecuados para este tipo de estaquillado son aquellos que se pueden romper fácilmente al doblarlos con los dedos pulgar e índice, y cuando todavía tienen hojas nuevas y pequeñas. Es importante evitar que las estacas se sequen antes de plantarlas, ya que generalmente enraizan rápidamente.
- Estaquillado en madera semidura: Se lleva a cabo en ramas del año cuya base ya se ha endurecido, pero la punta verde aún sigue creciendo (desde mediados de julio hasta mediados de septiembre, dependiendo de la especie).
- Estaquillado en madera dura: Se practica en ramas latentes a finales de otoño, invierno o primavera. La madera es dura y no se dobla fácilmente.
- Estaquillado al ahogado: Se puede realizar en cualquier momento, colocando las estacas en una campana de cristal (o en una botella grande o una bolsa de plástico) para mantener la humedad cercana al 100%. Es necesario airear cada dos o tres días para evitar la putrefacción. Esta técnica mejora significativamente el enraizamiento de las estacas al prevenir la desecación.
El momento adecuado para el estaquillado depende de la especie elegida, del tipo de estaquillado y del propósito previsto. Para la mayoría de las plantas, los estaquillados son más exitosos durante el período de crecimiento. Las estacas de madera dura de especies caducas deben obtenerse durante el otoño e invierno y almacenarse en condiciones frescas y húmedas hasta la primavera.
A principios de junio es un buen momento para realizar el estaquillado de madera dura de arce u olmo. Se deben tomar ramas del año cuya base empiece a endurecerse y tengan una longitud de 5 o 6 hojas desde la base, sumergir la base en una hormona de enraizamiento y colocarlas en un bancal o invernadero. Las especies de hoja perenne son más complicadas y deben multiplicarse en condiciones controladas de humedad, ya que suelen tener un enraizamiento lento. Para las coníferas, el mejor período es a finales del otoño e invierno, cuando hace frío.
Para fomentar el enraizamiento, a veces se utilizan estimulantes químicos formados con auxinas sintéticas, especialmente para especies cuyas estacas presentan dificultades en el enraizamiento. Entre estos compuestos destaca el ácido indolbutírico, la auxina más comúnmente utilizada para la formación de raíces.
Acodo
El acodo consiste en promover el desarrollo de raíces en una parte del tallo que permanece unida a la planta madre y, una vez enraizada, se separa para convertirse en una nueva planta. Este método de reproducción vegetativa produce clones genéticamente idénticos a la planta original. Las ramas acodadas enraízan con mayor facilidad cuanto más efectiva sea la interrupción de la savia. Todas las técnicas de acodo se centran en detener y redirigir la savia hacia la parte de la rama que se desea enraizar.

Aunque el acodo puede realizarse en cualquier época del año, el momento más adecuado depende de la especie y del clima local. El mejor momento es cuando la planta está en pleno desarrollo, ya que la savia en movimiento favorece la producción de hormonas que inducen la formación del callo, de donde brotarán las raíces. El sustrato utilizado debe ser ligero y mantener la humedad, por lo que se puede cubrir con mantillo u otro material que ayude a retenerla. Existen varios tipos de acodo:
- Acodo simple: Este método se realiza doblando una rama del año anterior y enterrándola en el suelo a una profundidad de 10 a 15 cm. Es común en enredaderas como jazmín, bignonia, clemátide, glicina o madreselva, y también en arbustos como avellano, evónimo, forsitia o lilo. Se suele llevar a cabo en primavera, utilizando ramas durmientes de un año y separándolas a finales del invierno siguiente, antes de que comience el nuevo crecimiento. En climas cálidos, también se puede realizar en otoño y separar en primavera del año siguiente. Algunos arbustos, como Forsythia suspensa, zarzas, brezos, Spiraea, avellano y Jazminum nudiflorum, a menudo se acodan naturalmente, por lo que basta con desenterrar las ramas con raíces formadas, separarlas de la planta madre y plantarlas en el lugar deseado. El proceso es el siguiente:
- Elegir ramas bajas y flexibles de 1 a 2 años que se puedan doblar fácilmente hasta el suelo.
- Hacer un corte en la zona a enterrar (por la cara inferior) de 2.5 cm de largo en sentido diagonal para retener la savia y promover la formación de raíces. Esta zona se entierra y el corte se mantiene abierto con una cuña de madera u otro objeto similar. También se puede eliminar un anillo de corteza de 2 a 3 cm alrededor de la rama, como en un acodo aéreo.
- Aplicar hormonas de enraizamiento en polvo o líquido en el corte.
- Quitar las hojas de la parte de la rama que se va a enterrar, dejando algo de follaje en la punta.
- Doblar la rama hacia el suelo, fijarla con una horquilla y cubrir la zona con tierra o mejor, con una mezcla de turba y tierra.
- Regar durante la temporada seca y proteger de malezas.
- A finales del invierno siguiente, cortar la rama por debajo de las raíces emitidas y plantar las nuevas ramas en macetas para engorde o directamente en su ubicación definitiva.
- Acodo múltiple o en serpentina: Este método es adecuado para trepadoras como jazmines o clematis, que tienen tallos largos y flexibles. Se realiza de manera similar al acodo simple, pero enterrando la rama en varios puntos para obtener múltiples plantas nuevas de una sola rama. Es crucial que cada sección de tallo tenga una hoja y una yema para que pueda crecer y producir savia nutritiva.
- Acodo aéreo: Se usa principalmente en árboles como enebro, laurel, higuera, granado, tejo o tuya, aunque también se aplica a muchos arbustos, trepadoras y plantas de interior como acebo, azalea o camelia. La mejor época para el acodo aéreo es la primavera. En climas cálidos, como el mediterráneo, también se pueden realizar acodos a principios del otoño y separarlos en primavera siguiente. No se debe hacer en pleno verano ni en invierno, ya que son periodos de inactividad. Lo más importante para el éxito de los acodos es realizarlos cuando la planta está en plena actividad y la savia circula. En plantas de interior en ambientes templados o invernaderos, el acodo se puede hacer casi en cualquier época del año.
Procedimiento
1. Selección de la rama: Elige una rama que se pueda quitar sin afectar la estética de la planta.
2. Anillado de la corteza: Haz un anillo de corteza a unos 30 cm de la punta de la rama.
3. Cortes paralelos: Con un cuchillo, realiza dos cortes paralelos separados por un centímetro y extrae la corteza entre ellos.
4. Aplicación de hormonas: Aplica polvo de hormonas de enraizamiento en la zona anillada para facilitar el enraizamiento, aunque no es absolutamente necesario.
5. Envoltura con plástico: Rodea la rama con un trozo de plástico transparente, atando la parte inferior con una cuerda para formar un cucurucho.
6. Relleno con turba: Rellena el cucurucho con turba rubia y átalo con una cuerda para asegurar el contacto con el anillo de corteza. La turba rubia es preferible por su mayor porosidad, que proporciona mejor aireación a las raíces.
7. Humedecimiento: Inyecta agua en la turba con una jeringuilla para mantenerla húmeda.
8. Protección de la luz: Cubre todo con papel de periódico o aluminio para aislarlo del sol y la luz, ya que es fundamental que no entre luz en las partes donde se desean formar raíces.
9. Mantenimiento de la humedad: Mantén la turba húmeda, pero no excesivamente mojada. Cada 15 o 20 días, introduce agua con una jeringuilla en lugar de desatar el acodo.
10. Revisión del enraizamiento: Durante los dos primeros meses, destapa el papel cada 15 días para revisar el progreso del enraizamiento.
11. Separación del acodo: Cuando las raíces hayan llenado el plástico desde dentro, corta la rama justo debajo de las raíces para separarla de la planta madre. El tiempo de enraizamiento varía según la especie y las condiciones. En algunas plantas, como los ficus, el proceso puede llevar 2 o 3 meses, mientras que las camelias pueden necesitar de 4 a 6 meses en climas templados. Otras plantas, como magnolia, acebo, lilo o azalea, pueden necesitar otro año más.
12. Transplante: Retira cuidadosamente el plástico sin desmoronar el cepellón de turba y raíces, y planta la nueva planta en una maceta.
13. Cuidado posterior: Coloca la maceta en un lugar fresco, húmedo, con luz pero sin sol directo. Riégala y espera a que brote. ¡Ya tienes una nueva planta!
Acodo en montículo. Este método se utiliza para propagar arbustos y árboles frutales con ramas flexibles como el manzano, los arándanos o los groselleros. El procedimiento es el siguiente:
- Durante el invierno, se poda la planta hasta el nivel del suelo, y en primavera se acumula tierra, mantillo, turba o una mezcla de estos materiales alrededor de la base de los nuevos brotes para estimular la formación de raíces. Cubriendo las ramas con tierra, se blanquean y se fomenta el desarrollo de raíces.
- Las plantas madre se deben colocar separadas por una distancia de 40 cm entre sí. Se dejan crecer durante un año completo y a finales del invierno se podan a ras del suelo.
- A medida que la planta madre produce nuevos brotes, cuando estos alcanzan unos 18 cm de altura, se realiza un aporcado (se recoge tierra del entorno y se amontona junto a la base de la planta, formando un pequeño montículo).
- Este proceso de aporcado se repite cuando los brotes alcanzan los 25 cm y nuevamente cuando miden 40 cm.
- Al final del otoño del segundo año, se cortan los brotes enraizados y se trasplantan en primavera del tercer año.
Acodo en trinchera. Este método consiste en cultivar una rama de la planta madre de manera horizontal, colocándola en la base de una trinchera o surco. Se utiliza en viveros para propagar ciertos árboles cuya multiplicación es difícil por otros métodos, como el nogal, los patrones de manzano y los patrones de ciruelo. El procedimiento es el siguiente:
- Se selecciona la rama madre que se utilizará para generar nuevas plantas.
- Esta rama se coloca a unos 50 cm de distancia, con una inclinación de 45°. Los surcos deben espaciarse entre 1,20 y 1,50 m para permitir labores de cultivo y apilar tierra alrededor de la planta hasta una altura de unos 15 cm.
- Durante el primer año, se deja que las plantas madres crezcan libremente, estimulando su desarrollo.
- Las plantas se podan a una altura uniforme de entre 50 y 65 cm y se dejan crecer durante una estación.
Acodo de punta. Este método de propagación es típico para groselleros, zarzamoras o frambuesos. En el acodo de punta, el enraizamiento ocurre en la punta de las ramas de la estación en curso. Las ramas se doblan hacia el suelo y se clavan a una profundidad de unos 7 u 8 cm, sujetándolas con alambres. La punta de la rama comienza a crecer en el suelo hacia abajo, pero luego se curva, formando una vuelta pronunciada donde se desarrollan las raíces.
- Los tallos de estas plantas son bienales; durante el primer año son vegetativos, fructifican en el segundo y se eliminan después de la fructificación.
- El mejor momento para realizar el acodo de punta es cuando solo algunas de las ramas laterales han tomado la forma adecuada. Si se hace demasiado pronto, es posible que las ramas sigan creciendo en lugar de formar una yema terminal. Si se hace demasiado tarde, el sistema radical será pequeño.
Injerto
El injerto es un método de propagación vegetativa de las plantas, en el cual una porción de tejido de una planta con características deseadas se une a otra planta ya establecida, llamada portainjerto, de manera que ambas crezcan como un solo organismo.
El injerto se utiliza principalmente para propagar plantas leñosas de uso comercial, tanto frutales como ornamentales, en terrenos o condiciones desfavorables, aprovechando la mayor resistencia del portainjerto. Por ejemplo, los rosales suelen injertarse sobre un rosal silvestre que tiene raíces más fuertes que las de una variedad de flor, y los melocotoneros se injertan sobre patrones resistentes a suelos calizos.

Además, los injertos pueden servir para obtener plantas más pequeñas. Un ejemplo común son los manzanos de porte bajo, injertados sobre patrones enanizantes, lo que resulta en plantas que ocupan menos espacio, permitiendo una mayor densidad de plantación y facilitando la recolección de frutos.
Algunos patrones pueden provocar un retraso o adelanto en la floración o fructificación de los árboles frutales, una característica que puede ser comercialmente atractiva. El injerto también es una opción para rejuvenecer un árbol viejo o para cambiar una variedad de fruta que ya no sea comercialmente viable, injertando una nueva variedad en los árboles existentes sin necesidad de reemplazar toda la plantación.
En el caso de híbridos con un número cromosómico impar, que son estériles por naturaleza, la propagación vegetativa es la única forma de reproducción posible. También es posible realizar injertos múltiples, es decir, injertar más de una yema o púa sobre el mismo patrón. Por ejemplo, para obtener un manzano con varias variedades de manzanas o un rosal con flores de diferentes colores.
El injerto solo es posible entre especies más o menos estrechamente relacionadas, ya que de otro modo los tejidos no son compatibles y la conexión vascular necesaria para la supervivencia de la variedad no se realiza. Generalmente, el límite está dado por la pertenencia al mismo género, aunque existen algunas excepciones.
En la mayoría de los casos, una de las variedades se selecciona como raíz por su resistencia, y el tallo de la especie elegida se injerta sobre esta base. En otros casos, una yema, también llamada púa, de la variedad se injerta lateralmente en el tronco del patrón, y solo después de asegurarse de la fusión exitosa se corta este último. Aunque se puede injertar desde el inicio de la brotación hasta el final del periodo vegetativo, el momento más favorable es al principio de la primavera o comienzos del otoño. En estas épocas, es más fácil obtener ramas para púas o yemas bien lignificadas, y las plantas tienen un grosor adecuado para realizar la operación rápidamente. Además, la circulación de la savia en el patrón es relativamente lenta, proporcionando a la púa o yema solo la cantidad necesaria de savia para una unión sólida, ya que un exceso podría perjudicar la unión. También se debe evitar injertar en días de temperaturas extremas o con mucho viento.
Al realizar el injerto, es crucial hacer cortes limpios con una navaja de injertar bien afilada y desinfectada. El cambium es un tejido que permite la unión de ambas partes, pero es una capa delgada de células que se puede dañar fácilmente con los dedos. Por ello, es importante no tocar las incisiones, manipulando la yema o púa con cuidado por los laterales. Aunque existen muchos métodos de injerto, en la práctica se reducen a unos pocos básicos.

Injerto de yema
El injerto de yema es el método más comúnmente utilizado en la producción de árboles frutales, como el cerezo, naranjo, limonero, mandarina, melocotonero, nectarina, manzano, pera, entre otros. Este método consiste en injertar yemas de variedades deseadas de estos árboles sobre patrones que generalmente se obtienen de semillas. En plantas ornamentales, este método se usa principalmente para injertar rosales. Existen varias formas de realizar el injerto de yema:
A) Injerto en escudete
El injerto en escudete, también conocido como injerto en T, es un tipo de injerto de yema en el que se separa la corteza del árbol receptor para insertar una porción de corteza con una yema (escudete) de la variedad deseada. Este tipo de injerto debe hacerse cuando el cambium está activo, es decir, cuando la corteza puede separarse fácilmente del tronco.
Si se realiza el injerto en primavera, la yema brotará en los días siguientes. Si se realiza a finales del verano, la yema brotará en la primavera siguiente. Para realizar el injerto, se hace una incisión en forma de T en el patrón o portainjerto y se separa la corteza con una navaja. El escudete se prepara haciendo un corte longitudinal de 3 cm de abajo hacia arriba alrededor de la yema, y otro corte transversal para separarlo del resto de la corteza. Luego, se introduce el escudete en la incisión en T y se ajusta presionando ligeramente hacia abajo. Después, se ata con plástico de injertar, comenzando por debajo de la yema, asegurando un contacto íntimo entre los cambiums de ambas partes. El injerto en escudete es el equivalente al injerto de corona en los injertos de púa.
B) Injerto de parche
El injerto de parche es más lento y complicado que el injerto en T, pero se usa con éxito en especies de corteza gruesa como el nogal, donde el injerto en T no es efectivo. La mejor época para realizar este injerto es a finales del verano o principios del otoño, aunque también puede hacerse en primavera. Para realizar este injerto, se extrae un parche rectangular de corteza del patrón de unos 2,5 cm de ancho. Luego, se extrae un parche similar de una rama con una yema, asegurándose de incluir un pequeño núcleo de madera en el parche.
El parche con la yema debe insertarse inmediatamente en el recuadro del patrón, asegurando un contacto preciso entre los bordes para lograr el prendimiento. Se ata con cinta de injertos o rafia y se desata aproximadamente a los 15 días. No es necesario encerarlo.
C) Injerto de astilla o injerto de chip
Este tipo de injerto se realiza en primavera, cuando el patrón y el injerto están en pleno crecimiento, o en verano, aunque en este caso la yema no se desarrollará hasta la primavera siguiente. Es un método eficaz para higueras y otros ficus, así como para cualquier árbol o arbusto de madera blanda. Primero, se hace un pequeño corte en el patrón en forma de lengüeta y luego otro corte de arriba a abajo de unos 3 o 4 centímetros. El escudete o chip debe ser de madera tierna del mismo año, aún no completamente lignificada, y tener la misma forma exacta que el corte hecho en el patrón.

El chip se coloca en el corte del patrón, ajustándolo perfectamente para que coincidan las capas de cambium. Luego, se ata el injerto con cinta plástica transparente o rafia de injertar. No se encera. Cuando los brotes del injerto midan 10 o 15 cm, se corta el patrón por encima del injerto.
Injertos de aproximación
Este método consiste en poner en contacto dos ramas, dos troncos, o un tronco y una rama de dos plantas diferentes, que se alimentan por sí mismas hasta que se soldan. Una vez que se ha logrado la unión, se corta el patrón por encima de la unión y la planta injertada por debajo. Las superficies cortadas deben estar bien unidas y cubrirse con cera para sellar adecuadamente los cortes. Las plantas deben estar plantadas cerca una de la otra, o juntarlas si están en macetas, o tener una plantada en el suelo y la otra en una maceta.
Se realiza un rebaje en cada rama, quitando unos centímetros de corteza con un poco de madera. Las partes eliminadas deben ser iguales y estar a la misma altura. Luego, se encajan perfectamente. La clave de los injertos es que el cambium del patrón y el cambium de la variedad queden en contacto. Se ata y se cubre todo con mástic o cera de injertar. Una vez que se ha producido la unión entre las dos plantas, se corta por encima de la unión la planta que no queremos que forme el tronco y las ramas, de manera que solo aporte sus raíces. También se pueden dejar con dos sistemas radicales para dar más vigor al injerto, o se puede cortar el pie de la planta injertada por debajo del injerto.
Injerto de púa
El injerto de púa consiste en unir una porción de tallo con varias yemas al patrón. Esta porción, llamada púa, es un segmento o rama con al menos una yema que se inserta en el patrón. Existen muchos tipos de injertos de púa, entre ellos: injerto inglés o de lengüeta, injerto de tocón de rama, injerto de estaca lateral subcortical, injerto lateral en cuña en coníferas, injerto de hendidura simple, injerto de hendidura doble, injerto de corteza o de corona, injerto de aproximación e injerto de puente.
A) Injerto inglés o de lengüeta
Se realiza en tallos delgados, de hasta 2 cm de diámetro (normalmente entre 0.5 y 1.5 cm). Es ideal que tanto el patrón como la púa tengan el mismo diámetro. Si la púa es notablemente más delgada que el patrón, debe colocarse descentrada. Este injerto se hace a mediados o finales de invierno, cuando la púa está en reposo (sin hojas).
La púa se obtiene de una ramita de un año de edad, cortada en un segmento de 7 a 12 cm de longitud y con un diámetro máximo de 2 cm. Debe tener 2 o 3 yemas. Se realiza un corte en bisel tanto en el patrón como en la púa, seguido de otro corte en ambos elementos para formar las lengüetas. El patrón y la púa se ensamblan mediante las lengüetas, asegurando que el cámbium de ambos quede en contacto, de lo contrario, el injerto no prenderá. Se ata firmemente con rafia o cinta adhesiva especial para injertos y se encera para protegerlo de la desecación. No se desata hasta que las yemas hayan brotado y alcanzado unos 5-10 cm. Si se desata demasiado pronto, el tejido de unión es frágil y se seca. Mantener la atadura más tiempo del necesario también es perjudicial, ya que puede estrangular el injerto.
B) Injerto de hendidura simple
Este injerto es ideal cuando el patrón y la púa tienen el mismo diámetro, entre 0.5 y 1.5 cm. Se corta el patrón a la altura deseada con unas tijeras de podar y se hace un corte longitudinal en el centro de unos 6 cm de longitud. La púa debe tener al menos un año, el mismo tamaño que el patrón, y 2 o 3 yemas. Si el patrón es más grueso que la púa, solo pueden estar en contacto por un lado. A la púa se le hace un corte en bisel por ambos lados.
La púa se inserta de manera que la corteza del patrón y la de la estaca se toquen, asegurando que el cámbium de ambos elementos quede en contacto. La unión se ata con rafia para injertar y se encera con pasta o mástic para injertos. Se pone también cera en la punta de la púa. No se desata hasta que las yemas hayan brotado y alcanzado unos 5-10 cm. Mantener la atadura más tiempo del recomendado también es malo, ya que puede estrangular el injerto al dificultar el paso de la savia. Este tipo de injerto es adecuado para muchos árboles de hoja caduca y se realiza desde mediados hasta finales de invierno. También se puede hacer en árboles y arbustos de hoja perenne, en cuyo caso se realiza desde finales de invierno hasta finales de primavera, usando púas con hojas y cubriendo el injerto con una bolsa de plástico transparente durante varias semanas para evitar la deshidratación.
C) Injerto de hendidura doble
Este es uno de los métodos más antiguos y ampliamente utilizados. Se emplea para cambiar de variedad (como en olivo, vid, peral, manzano, etc.) o para rejuvenecer árboles. Es útil para especies longevas, pero en algunos casos es mejor reemplazar los árboles viejos por nuevos. Este injerto es adecuado para casi todos los árboles de hoja caduca.
También se puede hacer en árboles y arbustos de hoja perenne, usando una ramita con hojas y cubriendo el injerto con una bolsa transparente durante varias semanas. Se realiza en troncos de árboles pequeños de hasta 10 cm de diámetro o en ramas de árboles grandes de hasta 10 cm de diámetro.
Se lleva a cabo desde mediados hasta finales de invierno o incluso en primavera. Se preparan dos púas con bisel por ambos lados. A la rama o tronco se le hace un corte recto y limpio y un corte longitudinal por el centro. Se insertan las dos púas en el tocón, una a cada lado de la hendidura. Las púas deben ajustarse bien para que las cortezas externas de ambas estacas contacten y se alineen con la corteza del patrón, asegurando la fusión de los cámbiums. Se ata y encera con mástic o pasta selladora, incluyendo los extremos de ambas estacas. Si prenden las dos, se pueden conservar ambas o dejar la más vigorosa y podar la otra, manteniéndola viva para ayudar a cicatrizar. Posteriormente, se eliminará la que no se necesite.
No se desata hasta que las yemas hayan brotado y alcanzado unos 5-10 cm. Mantener la atadura más tiempo puede estrangular el injerto. Si se injertan ramas gruesas, es necesario hacer una poda fuerte al árbol, por lo que se puede injertar una rama un año y otra el siguiente.
D) Injerto de corteza o de corona
Este es un injerto fácil con alto porcentaje de éxito. Se utiliza para cambiar la variedad en olivo, cítricos, almendro, entre otros. Es adecuado para cualquier árbol o arbusto de hoja perenne o caduca. El patrón puede tener de 3 a 30 cm de diámetro o más. Se realiza en primavera, cuando el árbol está en savia, permitiendo separar la corteza. La púa se recolecta en invierno y se mantiene en el refrigerador, ligeramente húmeda y envuelta en papel dentro de una bolsa de plástico para evitar que se seque.
Si es un árbol de hoja perenne, la púa se recolecta e injerta directamente. La púa debe tener 2 o 3 yemas y 10-12 cm de longitud. El patrón se corta con un serrucho y se hace un corte vertical de unos 5 cm en la corteza. A la púa se le hace un corte en bisel por un lado. Si es de hoja perenne, se cortan las hojas, excepto la superior, dejando el pecíolo. Se insertan 2 o más púas por el lado biselado entre la corteza y la madera del patrón.
Se ata y encera todo el injerto con mástic, incluyendo la parte superior de la púa. Si es de hoja perenne, se moja la púa con agua limpia y se cubre con una bolsa de plástico transparente para mantener la humedad. Sin la bolsa, la púa se secaría antes de que se forme la unión con el patrón. Después de 15-20 días, se retira la bolsa y se espera a que los brotes del injerto tengan unos 10-15 cm antes de desatar la rafia para evitar la estrangulación. Si el injerto falla, se puede cortar la rama más abajo e intentarlo nuevamente.
E) Injerto de tocón de rama
Este método es útil para injertar ramas demasiado gruesas para el injerto inglés pero no lo suficiente para otros métodos como el de hendidura o de corteza. Los mejores patrones son ramas de 3-5 cm de diámetro.
La mejor época es a finales de invierno o principios de primavera. La púa debe tener un año de edad, con 2 o 3 yemas y unos 7,5 cm de longitud. La púa se afila solo por un lado para maximizar el contacto del cámbium. Se hace un corte inclinado en el patrón, profundizando hasta un tercio o la mitad del grosor de la rama. Se inserta la púa inclinada, asegurando el contacto del cámbium del patrón con el de la púa.
Se ata firmemente con rafia o cinta especial para injertos y se encera todas las aberturas para evitar la desecación. El extremo de la púa también debe encerarse. No se desata hasta que las yemas hayan brotado y alcanzado unos 5-10 cm. Si se desata demasiado pronto, el tejido de unión es frágil y se seca. Mantener la atadura demasiado tiempo también puede estrangular el injerto.
F) Injerto lateral subcortical
Este injerto se realiza a finales de invierno, cuando la corteza del patrón se puede separar fácilmente. Se hace un corte en “T” en una zona lisa de la corteza del patrón y se separa la corteza. La púa se prepara con un bisel por un lado y se inserta bajo la corteza levantada. Se ata con rafia y se encera con mástic para injertos. Después de que la yema de la púa brota, se corta la parte superior del patrón para que toda la savia vaya al injerto, promoviendo un crecimiento vigoroso.
A los 15 días se quita la atadura de rafia para evitar la estrangulación del injerto. Este injerto es adecuado para todos los árboles y arbustos, tanto de hoja caduca como perenne. En los de hoja perenne, se usa una ramita con hojas y se cubre con una bolsa de plástico transparente durante varias semanas para evitar la desecación.
G) Injerto lateral en cuña en coníferas
El injerto lateral en cuña en coníferas se realiza mayormente en invierno. Los patrones están listos para injertar a los 3 años. La púa debe ser un brote con una yema terminal y al menos 3 yemas laterales, tomadas del crecimiento del año, con una longitud de 10-15 centímetros.
Las púas se deben mantener en un lugar fresco y húmedo desde su recolección hasta el momento de injertar. Se pueden almacenar en el refrigerador, envueltas en papel de cocina y dentro de una bolsa plástica.
Para realizar el injerto, se hace un corte inclinado de 2,5 cm de largo en el tallo del patrón y otro corte en la base del primero, formando una especie de solapa. La púa se inserta en esta solapa y se ata con cinta para injertos o rafia.
Este método se utiliza comúnmente en:
a) Abies spp. injertados sobre Abies Nordmanniana.
b) Cedrus atlantica injertado sobre Cedrus deodara.
c) Cupressus sempervirens injertado sobre C. macrocarpa o C. sempervirens.
d) Picea spp. injertados sobre Picea abies.
e) Pinus spp. injertados sobre el mismo género.
Estolón
El estolón es un tallo que crece horizontalmente sobre el suelo, como sucede en las fresas. Estos tallos, cuando entran en contacto con la tierra húmeda, generan raíces adventicias y desarrollan nuevas plantas.
División en mata
La división de plantas es una técnica de propagación sencilla y rápida para obtener nuevos ejemplares. Es adecuada para arbustos que hayan desarrollado muchas ramificaciones desde la base del suelo. Consiste en dividir el cepellón de tierra y raíces en dos o más partes. Las secciones resultantes serán plantas completas, listas para ser replantadas en el suelo o en macetas. Si el arbusto es grande, es mejor realizar la división a finales del invierno, antes de que empiece a brotar. Si es pequeño, los trozos tienen más posibilidades de prender, por lo que se puede hacer en primavera o principios de otoño, siendo finales de invierno también un buen momento. Se recomienda realizar el procedimiento con la tierra ligeramente húmeda para evitar que el cepellón se desmorone y las raíces queden expuestas. El procedimiento es el siguiente:
1. Extraer toda la planta del suelo utilizando una pala de jardinero o una azada, procurando dañar lo menos posible las raíces.
2. Podar el follaje para reducir la copa y la cantidad de hojas.
3. Dividir el cepellón en 2, 3 o más partes utilizando un cuchillo grande y bien afilado, una sierra, o la pala de jardinero si el arbusto es grande.
4. Plantar cada sección en el suelo previamente enriquecido con mantillo, compost o turba, o en macetas.
5. Asentar bien la tierra con las manos para evitar bolsas de aire y regar abundantemente.
Una forma sencilla de obtener varias plantas consiste en extraer los hijuelos que se forman en la base de las plantas viejas. Varias especies permiten esta técnica, como el membrillero japonés (Chaenomeles japonica), la nandina y el Philadelphus.
Reproducción in vitro
El término “cultivo in vitro” de plantas se refiere al proceso de cultivar plantas dentro de un frasco de vidrio en un ambiente artificial, creado mediante técnicas biotecnológicas en condiciones estériles y controladas. Este método permite la propagación de plantas inicialmente en medios de cultivo dentro de frascos y tubos de ensayo.
Se caracteriza por la reproducción asexual de plantas. Las plantas se obtienen a partir de hojas, semillas, tallos, raíces u otras partes de una planta madre con características deseadas (explantos), siendo las yemas las más utilizadas. La propagación de plantas in vitro produce clones, es decir, plantas genéticamente idénticas a la planta madre. Estas nuevas plantas también son resistentes a plagas y enfermedades.

El cultivo in vitro implica tomar un pequeño fragmento de hoja, embrión, porción de tallo (de 0,2 a 1 milímetro) o cualquier otra parte de una planta y cultivarlo en un tubo de ensayo con un medio acuoso nutritivo. Este proceso se lleva a cabo en condiciones muy controladas y completamente estériles.
Los frascos que contienen las plantas se colocan en estanterías con luz artificial dentro de una cámara de crecimiento, donde la temperatura se mantiene entre 21 y 23 ºC, y se controla la cantidad de horas de luz. El medio de cultivo se compone de una mezcla de sales minerales, vitaminas, reguladores de crecimiento, azúcar, agua y agar, cuya composición varía según la especie vegetal y la etapa del proceso de micropropagación.
Para establecer el cultivo en condiciones estériles, se deben obtener explantos con un nivel nutricional y grado de desarrollo adecuados. Para obtener estos explantos, se recomienda mantener a la planta madre, la donante de yemas, durante un período de semanas o meses en un invernadero bajo condiciones controladas. En este ambiente, la planta se cultiva en condiciones sanitarias óptimas y con un control adecuado de nutrición y riego para permitir un crecimiento vigoroso y libre de enfermedades.
Antes de extraer los explantos, se desinfectan los fragmentos de la planta madre para eliminar los contaminantes externos, como hongos y bacterias presentes de forma natural en el ambiente. Una vez desinfectado el material vegetal, se debe mantener en condiciones estériles. Estos explantos se introducen en un tubo de cultivo con medio de cultivo para controlar la sanidad y viabilidad tras la desinfección del material. Después de la desinfección superficial, las semillas o yemas, según el material seleccionado, se colocan en medio de cultivo estéril.
En un período de una a dos semanas, comienza el proceso de germinación o regeneración de nuevos tejidos vegetales, iniciando el ciclo de cultivo in vitro. Durante esta fase, se espera que los explantos que sobrevivieron en las fases anteriores generen brotes con varias hojas. En la base de cada hoja hay una yema que se desarrollará al entrar en contacto con el medio de cultivo.
Periódicamente, estos nuevos brotes deben ser subcultivados en un nuevo medio mediante divisiones y resiembras en tubos de cultivo u otros recipientes adecuados. El número de plantas obtenidas dependerá de la especie vegetal y de las condiciones del medio de cultivo. La planta desarrollada en el cultivo in vitro necesita una primera aclimatación en el laboratorio o invernadero y luego una segunda aclimatación en el campo.
El cultivo in vitro es costoso, entre otras razones porque no puede ser mecanizado. Solo es rentable en laboratorios muy grandes y con un amplio mercado, por lo que se utiliza principalmente para la reproducción de especies en peligro de extinción, en las que es difícil obtener semillas o elementos de propagación sin poner en peligro la escasa población existente, la producción de plantas libres de virus, la germinación de plantas cuyas semillas son difíciles de cultivar en condiciones normales (como algunas orquídeas) y en la mejora genética para obtener híbridos sin esperar el período juvenil del árbol para ver resultados.