La gestión de equipos de protección individual (EPI) en centros sanitarios
El Instituto Nacional de Seguridad e Higiene en el Trabajo (INSHT) ha llevado a cabo un estudio sobre la gestión de los equipos de protección individual (EPI) en centros sanitarios, presentado en la Nota Técnica de Prevención (NTP 572).
Según el artículo 17 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales, cuando los riesgos no puedan evitarse o limitarse suficientemente mediante medios técnicos de protección colectiva o medidas organizativas, como sucede a menudo con el riesgo biológico en centros sanitarios, el empleador debe proporcionar a sus trabajadores equipos de protección individual adecuados para el desempeño de sus funciones y asegurar su uso efectivo.
Los equipos de protección individual, conforme al RD 773/1997 sobre su utilización, deben proporcionar una protección eficaz frente a los riesgos que motivan su uso sin causar riesgos adicionales ni molestias innecesarias. Para ello, deben:
a) Adaptarse a las condiciones del lugar de trabajo.
b) Considerar las condiciones anatómicas y fisiológicas, así como el estado de salud del trabajador.
c) Adecuarse al usuario tras los ajustes necesarios. Si hay riesgos múltiples que requieren el uso simultáneo de varios equipos de protección individual, estos deben ser compatibles entre sí y mantener su eficacia frente a los riesgos correspondientes.
Gestión de los EPI frente al riesgo biológico
Antes de implementar una prenda de protección individual frente a una situación de riesgo específica, es necesario considerar una serie de aspectos para garantizar su uso adecuado. Estos aspectos incluyen la necesidad de uso, la elección del equipo adecuado, la adquisición, la normalización interna de uso, la distribución y la supervisión.
A) Necesidad de uso
La necesidad de utilizar equipos de protección individual frente al riesgo biológico en un centro sanitario surge de la imposibilidad técnica o económica de instalar una protección colectiva eficaz. Por ello, es fundamental realizar una evaluación de riesgos en todo el centro sanitario para identificar los puestos de trabajo o actividades donde puede presentarse dicho riesgo. La siguiente tabla de la Nota Técnica de Prevención detalla, a modo de ejemplo, los posibles riesgos biológicos en diferentes servicios o áreas de un centro hospitalario, indicando las protecciones recomendadas.
Protecciones recomendadas según los servicios o áreas de trabajo y el riesgo biológico existente
Esta sección se incluiría una tabla o lista específica con las protecciones recomendadas para cada área o servicio del centro hospitalario, basada en la evaluación de riesgos biológicos.



(1) Es recomendable también la utilización de vitrinas de extracción adecuadas.
(2) Cuando se habla de protecciones barrera en estos casos se sobreentiende que se añaden a la utilización de ropa y protección adecuada frente a las radiaciones.
(3) Por ejemplo, en los servicios de fontanería, existe el peligro de un posible contacto con residuos orgánicos vertidos en el dasagúe procedentes de todo tipo enfermos.
(4) Cuando sea necesario, para evitar arañazoas y mordeduras, se utilizarán guantes gruesos.
B) Elección del equipo adecuado y adquisición del EPI
Para elegir los equipos de protección individual (EPI), es necesario determinar el grado de protección requerido para las diversas situaciones de riesgo y comparar con el grado de protección que ofrecen los distintos equipos disponibles en el mercado. La elección debe ajustarse a las condiciones y prestaciones exigidas. La idoneidad y eficacia de los EPI están garantizadas por su conformidad con las exigencias del Real Decreto 1407/1992, que regula la comercialización de equipos de protección individual. Este decreto exige que los EPI garanticen la salud y seguridad de los usuarios sin poner en peligro a otras personas. Los EPI que cumplan estos requisitos llevarán el marcado “CE”.
Es crucial consultar a los trabajadores y sus representantes al adquirir los EPI. La práctica muestra que la aceptación de un modelo específico por parte del usuario es fundamental para asegurar su uso posterior.
C) Normalización interna de uso
Para el correcto uso de los EPI adquiridos, además de seguir las instrucciones del folleto informativo, es importante establecer un procedimiento normalizado de uso que detalle claramente los siguientes aspectos:
- Zonas o tipos de operaciones en las que deben utilizarse.
- Instrucciones sobre su correcto uso.
- Limitaciones de uso, si las hubiera.
- Instrucciones de almacenamiento.
- Instrucciones de limpieza.
- Instrucciones de conservación.
- Fecha o plazo de caducidad del EPI o de sus componentes.
- Criterios, si los hay, para detectar el final de su vida útil.
Unas normas generales para el uso de los elementos de barrera en centros sanitarios se describen en la siguiente tabla de la Nota Técnica de Prevención, que incluye equipos clasificables como EPI y otros que no lo son.

La ICA es una acción dirigida exclusivamente a proteger la pieza o muestra mediante la utilización de mascarillas para evitar la penetración por vías digestivas y respiratorias de salpicadu.
(1) La utilización de mascarillas es para evitar la penetración de salpicaduras a través de vías digestivas y respiratorias.
(2) Aquí solo se tiene en cuenta el aislamiento respiratorio, y el tratamiento adecuado está relacionado con enfermedades infecciosas respiratorias. En lugar de mascarillas quirúrgicas, que solo protegen, el personal sanitario debe utilizar mascarillas autofiltrantes con válvula para aislamiento respiratorio.
Por otro lado, es común el uso permanente de algunos EPI (Equipos de Protección Individual), como es el caso de los guantes cuando hay contacto directo con pacientes, muestras o fluidos biológicos.
D) Distribución:
Los EPI están destinados principalmente a un uso personal. Es importante considerar que los EPI deben ajustarse a las características anatómicas de cada trabajador, lo que se debe tener en cuenta al momento de su adquisición. Cada usuario debe ser responsable del mantenimiento y conservación del equipo que se le entrega, además de ser informado e instruido sobre sus características y uso. Esto es posible solo si la asignación de los equipos es personalizada y se establece un mecanismo de seguimiento y control.
Sin embargo, en algunas áreas y considerando sus condiciones específicas de trabajo, los EPI pueden ser utilizados por varios usuarios. En caso de que esto ocurra, se deben tomar las medidas necesarias para evitar problemas de salud o higiene para los distintos trabajadores. Si no se puede garantizar esto, se sustituirán las partes necesarias, como es el caso del grupo D de la tabla de la Nota Técnica de Prevención. La gestión de los EPI utilizados por distintas personas recae en el Servicio de Prevención. Tomando el laboratorio como ejemplo, y según los riesgos más frecuentes, se indica un posible modelo de distribución:
- Equipos de uso general (como guantes de látex): se distribuirán en todas las unidades del laboratorio, teniendo en cuenta el personal con estancia temporal (contratos temporales, estudiantes en prácticas o becarios). Una vez en uso, se consideran asignadas de forma personalizada. Algunos de estos equipos son de un solo uso, por lo que la “personalización” carece de sentido.
- Gafas de seguridad: aunque no sean obligatorias de forma general, se recomienda su asignación personalizada a todo el personal del laboratorio, disponiendo siempre de un excedente para el personal temporal. Es importante que se establezca claramente la protección que ofrecen.
- Visores, delantales y ropa de protección específica: suelen tener un uso esporádico y puntual. Se debe disponer de un stock mínimo en un almacén centralizado, y su asignación puede ser personal o no, según el caso.
- Equipos de protección respiratoria: siempre tendrán una asignación personalizada. Las mascarillas autofiltrantes desechables se guardarán en un almacén centralizado, pero se considerarán de uso personalizado conforme se vayan solicitando.

E) Supervisión e Implantación
Es crucial la intervención del Servicio de Prevención o de un responsable técnico de la unidad correspondiente.
Para implantar con éxito un programa de gestión de equipos de protección individual en un centro sanitario, es necesario considerar los siguientes aspectos:
- Mantenimiento de un stock mínimo : Debe existir un stock mínimo de todos los EPI, ya que no se puede recurrir a otro sistema de protección cuando se necesite.
- Formación e información : Es esencial proporcionar una formación adecuada y continua a todo el personal con riesgo biológico. Se realizarán actividades formativas e informativas para dar a conocer los diferentes equipos disponibles, su obligatoriedad de uso, recomendaciones y mantenimiento. Todo el personal debe tener acceso a un documento que indique el número y tipo de equipos disponibles, los que se entregan personalmente, las situaciones y operaciones donde es obligatorio su uso, las condiciones de utilización y mantenimiento, el lugar de almacenamiento y todos los procedimientos. necesarios para su gestión.
- Entrega con acuse de recibo : Los equipos deben entregarse con acuse de recibo, adjuntando instrucciones de uso por escrito cuando sea necesario.
Para aumentar la eficacia en el uso de estos equipos, y en particular cuando el usuario no es un profesional experto (por ejemplo, personal en prácticas, internos, residentes), es común que los diferentes servicios establezcan normas que obligan al uso permanente de ciertos equipos, como guantes, gafas o mascarillas autofiltrantes. Además, deben considerar aquellos servicios donde, debido a los riesgos específicos, haya una obligatoriedad permanente en el uso de otros equipos.
Es fundamental que el personal expuesto a riesgo biológico distinga claramente entre los equipos de protección individual y los destinados a la protección del producto (paciente o muestra manipulada), para evitar confusiones. Por ejemplo, las mascarillas quirúrgicas están destinadas a evitar contaminaciones del material estéril (protección del producto), mientras que las mascarillas autofiltrantes desechables están destinadas a evitar la exposición laboral (protección del trabajador).
Conclusiones
La correcta utilización de los EPI contra el riesgo biológico en el entorno laboral sanitario, como complemento a medidas generales de tipo higiénico, organizativas, de aislamiento y vacunación, sigue siendo una tarea pendiente. Sin embargo, con el descubrimiento en los años ochenta del virus de inmuno deficiencia humana, causante del SIDA, el personal sanitario empezó a tener conciencia del riesgo profesional que supone la exposición a determinados agentes biológicos. Este hecho fue el detonante para que la cultura preventiva frente al riesgo biológico cambiara y en consecuencia se empezaron a utilizar protecciones personales adecuadas.
Esta situación está influenciada por varios factores, enumerados a continuación:
1. En el ámbito sanitario, existe una marcada tendencia a confundir los equipos destinados a evitar la contaminación del material estéril, de un producto, de una muestra o de un paciente, con aquellos destinados a la protección del trabajador. Esto lleva a usar los primeros como protección personal frente al riesgo biológico, aunque en muchas situaciones no son eficaces y generan una falsa sensación de seguridad. Un ejemplo típico es el uso de mascarillas quirúrgicas para protegerse de la inhalación de bioaerosoles infecciosos.
2. No existe EPI en el mercado comunitario específicamente diseñado para este tipo de protección. En cuanto a las protecciones respiratorias, la necesidad teórica de utilizar filtros HEPA para filtrar el aire que contiene bioaerosoles parece una medida lógica desde el punto de vista preventivo. Sin embargo, ante la falta de estos filtros, se emplean y recomiendan filtros o mascarillas autofiltrantes para partículas tipo P3.
3. Actualmente, no existen guantes específicos para el riesgo biológico. Se considera que los guantes que protegen contra productos químicos constituyen una barrera efectiva contra los riesgos microbiológicos.
4. El uso incorrecto de la ropa y uniformes de trabajo, como sucede habitualmente, anula su posible función de protección.
5. Algunas actividades en la práctica de la asistencia sanitaria serán seriamente difíciles o incluso impedidas por la utilización de los EPI adecuados al riesgo de la situación. Por ejemplo, el contacto adecuado durante una palpación o el diálogo con un paciente infectado podrían verse afectados. También debe considerarse el impacto en un paciente infeccioso al ser atendido por personal sanitario equipado con respiradores EPI técnicamente adecuados. En estos casos, es recomendable utilizar otro tipo de barreras o medidas organizativas que reduzcan la exposición.
6. En muchos casos, el riesgo no puede eliminarse por completo. Manipular una jeringa con aguja es intrínsecamente peligroso, ya que, aunque se tenga experiencia y se conozcan bien los procedimientos y movimientos, siempre existe la posibilidad de un pinchazo o rozadura con la aguja, situación que solo puede eliminarse mediante el uso de EPI específicos. lo cual puede no ser práctico.
7. Deben considerar aspectos subjetivos relacionados con la edad y apariencia del paciente. Es común tomar medidas de protección frente a algunos pacientes (con bajo nivel de aseo, tatuajes o mal aspecto de su vestimenta) y no utilizarlas frente a otros (niños pequeños o personas con buena apariencia externa).
8. Al tratar con enfermos, deben aplicarse las mismas precauciones universales que al manejar muestras biológicas, es decir, tratar todos los casos como potencialmente infecciosos para el VIH, hepatitis B, hepatitis C y otros agentes patógenos transmitidos por sangre. En estos casos, la protección contra el riesgo biológico es esencial.